El pasado 7 de septiembre, la gastronomía mexicana brilló en una noche inolvidable en La Cantina Palacio, ubicada en El Palacio de Hierro Polanco. Este evento, titulado «Una noche histórica», reunió a cuatro destacados chefs que, a través de sus creaciones, rindieron homenaje a la rica herencia culinaria de México. La cena, organizada por Gastronomía Palacio, se llevó a cabo en un ambiente de lujo, donde la tradición y la innovación se entrelazaron para ofrecer una experiencia única a los asistentes.
La velada fue encabezada por el chef Ricardo Muñoz Zurita, un referente en la cocina mexicana y propietario de Azul Restaurantes. Junto a él, se unieron otros tres talentosos chefs: Sylvain Desbois, chef ejecutivo de Nizuc Resort & Spa; Irving Cupul, del restaurante Ramona, también en Nizuc; y Alberto Centeno, chef ejecutivo de La Cantina Palacio. Juntos, estos cuatro cocineros crearon un recorrido culinario que celebró los sabores y saberes que hacen de la cocina mexicana un patrimonio invaluable.
### Un Recorrido Gastronómico Exquisito
La cena consistió en un menú de cuatro tiempos, cada uno diseñado para resaltar la diversidad de ingredientes y técnicas que caracterizan la cocina mexicana. El primer plato, una ensalada de betabel y durazno al rescoldo, fue elaborado por Irving Cupul. Este plato fresco y vibrante combinó jocoque, miel melipona, pepitas de calabaza y pistaches, evocando la generosidad de los productos de temporada de México.
El segundo tiempo sorprendió a los comensales con una fusión de tradición mexicana y sofisticación francesa. Sylvain Desbois presentó esquites de bogavante con caviar, queso Cotija y mayonesa de chiles secos. Este plato no solo fue un deleite para el paladar, sino que también ofreció un juego de texturas y contrastes que dejó a todos los presentes maravillados.
El tercer acto de la cena trajo consigo uno de los platillos más emblemáticos de la cocina mexicana: el chile en nogada, preparado por Ricardo Muñoz Zurita. Este plato, que cobra un simbolismo especial en septiembre, fue presentado con una nogada dulce y un relleno generoso en frutas, rindiendo homenaje a una receta histórica que ha perdurado a lo largo de los años. La riqueza de sabores en este plato es un testimonio de la herencia culinaria que se celebra cada año durante el mes patrio.
Finalmente, la cena culminó con una creación de Alberto Centeno: un buñuelo con helado de zacate de limón, pinole y azúcar. Este postre no solo combinó tradición y técnica, sino que también dejó una impresión duradera en los asistentes, cerrando la velada con un toque de sofisticación y creatividad.
### Maridaje Perfecto y Ambiente Musical
El maridaje de la noche fue cuidadosamente seleccionado para complementar cada uno de los platillos. Bodegas de Santo Tomás ofreció sus vinos para los dos primeros tiempos, mientras que la champaña Taittinger acompañó el emblemático chile en nogada. Para finalizar, el Tequila Centinela fue la bebida elegida para realzar el postre, logrando que cada sorbo dialogara con la propuesta culinaria presentada por los chefs.
La atmósfera de la velada se enriqueció aún más con la música en vivo de un pianista, cortesía de Yamaha, quien interpretó un repertorio dedicado a la grandeza de la música mexicana. Esta combinación de sabores, aromas y melodías creó un ambiente de celebración y respeto por la cultura gastronómica del país.
La cena no solo fue un evento culinario, sino también una experiencia que unió a los amantes de la gastronomía en un homenaje a la riqueza de la cocina mexicana. La velada demostró que la alta cocina puede ser un vehículo para contar historias, preservar tradiciones y celebrar la diversidad de ingredientes que México tiene para ofrecer. La noche fue un recordatorio de que la gastronomía es un arte en constante evolución, donde cada plato cuenta una historia y cada ingrediente tiene un significado especial.
Con eventos como «Una noche histórica», se reafirma el compromiso de chefs y restaurantes por mantener viva la memoria culinaria de México, al tiempo que se invita a nuevas generaciones a explorar y disfrutar de la riqueza de su cocina. La gastronomía mexicana, con su diversidad y profundidad, sigue siendo un patrimonio que merece ser celebrado y compartido con el mundo.