La XIII Marcha de la Dignidad Nacional, organizada por las Madres Buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia, se llevó a cabo el 10 de mayo de 2025 en la Ciudad de México. Este evento, que coincide con el Día de las Madres, se ha convertido en un símbolo de la lucha por la justicia y la verdad en un país donde la crisis de desapariciones ha alcanzado cifras alarmantes. Con un recorrido que comenzó en el Monumento a la Madre y culminó en el Ángel de la Independencia, decenas de madres y familiares de personas desaparecidas se unieron para exigir respuestas y acciones concretas por parte del gobierno.
La marcha comenzó a las 10 de la mañana, cuando las familias se congregaron en el Monumento a la Madre. Muchas de ellas habían viajado desde diferentes partes del país, llevando consigo las fotografías de sus seres queridos desaparecidos. En un emotivo acto previo a la movilización, las madres realizaron una celebración ecuménica, donde oraron por sus hijos e hijas y reafirmaron su demanda de justicia. «Nada que celebrar», expresaron, reflejando el dolor y la lucha que enfrentan en este día tan significativo.
Durante el recorrido, los participantes portaron pancartas con mensajes contundentes como «¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!» y «¡Dónde están, dónde están, nuestros hijos dónde!». Estas consignas resonaron en el aire, acompañadas de la indignación por la falta de acción del gobierno ante la creciente crisis de desapariciones. Según cifras oficiales, más de 128,000 personas han sido reportadas como desaparecidas en México, lo que equivale a aproximadamente 47 desapariciones diarias.
La marcha no solo fue un acto de protesta, sino también un espacio para visibilizar el sufrimiento de las familias afectadas. Las madres buscadoras, como María Herrera Magdaleno, quien ha perdido a cuatro de sus ocho hijos, se convirtieron en el rostro de esta lucha. A medida que avanzaban por Paseo de la Reforma, colocaron fichas de búsqueda en postes y mobiliario urbano, recordando a la sociedad la urgencia de encontrar a sus seres queridos.
En el Ángel de la Independencia, las familias exigieron la creación de un mecanismo extraordinario, en colaboración con el Comité de la ONU contra las Desapariciones Forzadas, que permita llevar a cabo investigaciones efectivas y garantizar que estas tragedias no se repitan. Las madres denunciaron la complicidad del gobierno, afirmando que, aunque no ordena las desapariciones, sí las solapa y permite que continúen. Este mensaje fue claro: la impunidad y la falta de acción gubernamental son responsables de la crisis de derechos humanos que enfrenta el país.
La marcha también sirvió para poner de manifiesto la necesidad de una reestructuración profunda en la Fiscalía General de la República y otros sistemas relacionados con la búsqueda de desaparecidos. Las familias exigieron que se cesen a los funcionarios que han permitido que las violaciones a los derechos humanos continúen sin castigo. «Verdad y justicia es la única fórmula que puede llevar a nuestro país a salir de esta grave crisis de derechos humanos y del Estado mismo», enfatizaron durante el evento.
La participación de familiares de migrantes desaparecidos también fue notable, resaltando que la crisis de desapariciones no solo afecta a los ciudadanos mexicanos, sino que también se extiende a aquellos que buscan una vida mejor en el extranjero. La marcha se convirtió en un espacio de resistencia y solidaridad, donde las voces de las madres buscadoras se unieron para clamar por un cambio real en las políticas de seguridad y justicia del país.
A medida que la movilización avanzaba, el sentimiento de comunidad y apoyo mutuo se hacía palpable. Las familias compartieron sus historias, sus pérdidas y su determinación de no rendirse hasta encontrar a sus seres queridos. La marcha no solo fue un acto de protesta, sino también un homenaje a aquellos que han sido víctimas de la violencia y la impunidad en México.
La XIII Marcha de la Dignidad Nacional se erige como un recordatorio de que la lucha por la justicia y la verdad continúa. Las madres buscadoras, con su valentía y determinación, inspiran a otros a unirse a esta causa y a no olvidar a aquellos que han sido desaparecidos. En un país donde el dolor y la injusticia son parte de la realidad cotidiana, estas mujeres se convierten en símbolos de resistencia y esperanza, recordando a todos que la búsqueda de la verdad es un derecho fundamental que no debe ser ignorado.