En el contexto del Día de las Madres, cientos de mujeres se unieron en una emotiva marcha en varias ciudades de México, exigiendo justicia por sus hijos desaparecidos. Esta movilización, conocida como la Marcha de la Dignidad Nacional Madres Buscando a sus Hijos, se ha llevado a cabo anualmente desde 2011 y ha crecido en número y en fuerza, convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra la impunidad y la violencia en el país. Las madres que participan en estas marchas no solo buscan a sus seres queridos, sino que también demandan un cambio en las políticas gubernamentales que han permitido que la desaparición forzada se convierta en una práctica común en México.
La marcha de este año, la decimotercera desde su inicio, reunió a miles de personas que portaban fotografías de sus seres queridos desaparecidos. Desde Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz y otros estados, las madres viajaron largas distancias para unirse a esta causa. La emotividad del evento se palpaba en el aire, con consignas que resonaban en las calles: «¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!» y «¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!». Estas frases no solo reflejan el dolor de la pérdida, sino también la determinación de estas mujeres de no rendirse hasta encontrar la verdad.
### La Realidad de la Desaparición Forzada
La desaparición forzada en México es un problema que ha crecido de manera alarmante en las últimas décadas. Según datos oficiales, hay más de 127,000 personas desaparecidas en el país. Esta situación ha llevado a las madres buscadoras a convertirse en las principales investigadoras de sus casos, ya que muchas veces sienten que las autoridades no hacen lo suficiente para encontrar a sus seres queridos. La falta de respuestas y la impunidad han llevado a estas mujeres a tomar la iniciativa en la búsqueda de sus hijos, convirtiéndose en verdaderas heroínas en su lucha por la justicia.
Durante la marcha, se destacó la historia de Blanca Ramírez, quien ha estado buscando a su hermano y sobrino desaparecidos desde 2008. Su relato es un reflejo de la realidad que viven muchas familias en México. «Cada año venía con mi madre y hermana, pero ellas se quedaron en la lucha al fallecer por enfermedad. Ahora, solo somos mi hija, otros sobrinos y mi cuñada, porque esta lucha no va a parar hasta encontrarlos», comentó Blanca, mostrando la continuidad de la lucha a través de generaciones.
La movilización también incluyó a niños y adolescentes, quienes representan la tercera generación de buscadores. Estos jóvenes han crecido en un entorno donde la desaparición es una realidad cotidiana, y su participación en la marcha es un testimonio de la herencia de dolor y lucha que han recibido de sus madres y abuelas. La presencia de estas nuevas generaciones en la marcha es un recordatorio de que la lucha por la justicia no solo es de las madres, sino de toda la sociedad que busca un cambio.
### Demandas y Propuestas de Cambio
En el mitin realizado al final de la marcha, las madres buscadoras exigieron la creación de un mecanismo extraordinario que permita localizar a sus seres queridos y llevar a cabo investigaciones efectivas. También hicieron un llamado a la presidenta Claudia Sheinbaum para que rompa con los pactos de impunidad y realice una reestructuración real de la Fiscalía General de la República. Las madres señalaron que, aunque el gobierno federal niega la existencia de desapariciones forzadas, estas continúan ocurriendo de manera sistemática, lo que convierte al Estado en cómplice de esta situación.
La marcha también fue un espacio para recordar a aquellos que han sido asesinados en la lucha por la verdad. Se desplegó una gran manta con los rostros de 27 buscadores que han perdido la vida desde 2010, un recordatorio de los riesgos que enfrentan quienes se atreven a desafiar al sistema. La figura de Javier Valdez, un corresponsal asesinado en 2017, fue especialmente recordada por María Herrera, quien marchó con su fotografía en lugar de la de sus cuatro hijos desaparecidos. «Él fue el primero que nos dio voz a las buscadoras», expresó María, resaltando la importancia de la solidaridad en esta lucha.
La jornada de protesta culminó con la instalación de un memorial en la Glorieta del Ahuehuete, donde se exhibieron fotografías de más de un centenar de desaparecidos de Jalisco. Este acto simbólico no solo busca honrar la memoria de aquellos que han sido víctimas de la violencia, sino también mantener viva la esperanza de que algún día se haga justicia y se encuentren a los desaparecidos. La lucha de las madres buscadoras es un llamado a la acción para toda la sociedad, recordándonos que la búsqueda de la verdad y la justicia es una responsabilidad colectiva que no debe ser ignorada.