En un emotivo giro de los acontecimientos, Blacky, un perro callejero de Iztapalapa, Ciudad de México, ha encontrado un hogar tras volverse viral por un video que mostró cómo un hombre le robó su cobija en plena temporada de lluvias. Este incidente, que inicialmente generó indignación en las redes sociales, culminó en un final feliz gracias a la solidaridad de la comunidad digital y el esfuerzo de rescatistas que se unieron para encontrarle una familia al lomito.
La historia de Blacky comenzó en la madrugada del 17 de junio de 2025, cuando cámaras de seguridad captaron el momento en que un hombre, aparentemente en situación de calle, le arrebató su cobija mientras dormía sobre una caja de cartón, su único refugio contra el frío y la lluvia. En el video, se observa al perrito ladrando y tratando de recuperar su cobija, incluso buscando ayuda de un transeúnte que, lamentablemente, lo ignoró. Las imágenes, que se compartieron en plataformas como Facebook, X y TikTok, generaron una ola de empatía y tristeza entre los usuarios, quienes condenaron el acto y exigieron justicia para el “lomito”.
La indignación pronto se transformó en acción. Esther Díaz, administradora de la página de Facebook «Perritos y Gatitos en Apuros CDMX», compartió el video y lanzó un llamado urgente para encontrar un hogar para Blacky. “POR FAVOR AYÚDENME A CONSEGUIRLE CASA A BLACKY POR FAVOR”, escribió, acompañando la publicación con detalles del lugar donde se encontraba el perrito: Avenida 5 de Mayo #213, San Ignacio, Iztapalapa. La respuesta de la comunidad fue inmediata. Usuarios como Yoselin MH se movilizaron para proporcionar una nueva cobija al perrito, compartiendo fotos de Blacky descansando sobre una frazada roja. Sin embargo, el objetivo principal era encontrarle un hogar permanente.
La historia de Blacky, apodado también “El Perro del 8” en referencia al personaje de «El Chavo del 8» por su costumbre de dormir en una caja, tocó el corazón de miles. Finalmente, Angie RS, una joven comprometida con el bienestar animal, decidió adoptarlo. Según publicaciones en redes sociales, Angie no solo le ofreció un hogar, sino que también lo integró como parte de su familia, llevándolo incluso a su lugar de trabajo. “Muchas gracias por permitirnos que sea parte de nuestra familia. No volverá a tener miedo. Estará lleno de amor”, escribió Angie en su cuenta de Facebook.
El proceso de adopción incluyó la esterilización de Blacky, realizada el viernes 20 de junio, y su entrega oficial a su nueva familia el domingo 22 de junio. Además, se respetó el vínculo especial del perrito con su caja de cartón, que durante mucho tiempo fue su refugio y lugar seguro. “El Perro del 8 se va a tener que llevar su cajita con su adoptante. No la deja. Ahí se siente seguro”, comentó Esther Díaz.
La historia de Blacky es un ejemplo poderoso del impacto positivo que pueden tener las redes sociales cuando se utilizan para generar cambios. Lo que comenzó como una denuncia por un acto de crueldad se convirtió en un movimiento de solidaridad que transformó la vida de un perrito vulnerable. Ahora, Blacky no solo tiene una nueva cobija, sino un techo, alimento y, sobre todo, el cariño de una familia que lo cuida del frío y le brinda una segunda oportunidad.
La adopción de Blacky inspira a seguir promoviendo la empatía y la acción colectiva para proteger a los “lomitos” más necesitados. La historia ha resonado en la comunidad, recordando a todos la importancia de la adopción responsable y el cuidado de los animales en situación de calle. La cuenta de X @DefensaAnimal expresó: “#AdoptaNoCompres #TodaVidaVale”, un llamado a la acción que ha encontrado eco en muchos corazones.
La viralidad del video de Blacky no solo ayudó a encontrarle un hogar, sino que también abrió un espacio para la reflexión sobre la situación de los animales callejeros en las grandes ciudades. La historia de Blacky es un recordatorio de que cada pequeño gesto cuenta y que la solidaridad puede cambiar vidas. La comunidad se unió no solo para ayudar a un perro, sino para crear conciencia sobre la importancia de cuidar y proteger a los animales que no tienen voz.
En un mundo donde a menudo se ignoran las necesidades de los más vulnerables, la historia de Blacky brilla como un faro de esperanza. La adopción de este lomito es un testimonio de que, a pesar de las adversidades, siempre hay una oportunidad para el amor y la compasión. Blacky ahora vive rodeado de cariño y cuidado, y su historia continúa inspirando a otros a hacer lo mismo por los animales que aún esperan una segunda oportunidad.