En México, la situación laboral de las madres trabajadoras es un tema que merece atención. Con 17.5 millones de madres en el mercado laboral, de las cuales 10.2 millones se encuentran en el sector informal, la falta de prestaciones laborales se convierte en un reto significativo. Según datos del Inegi, siete de cada diez mujeres que trabajan son madres, y el 58% de ellas se encuentra en empleos informales. Esta realidad se debe, en parte, a la necesidad de horarios flexibles que les permitan equilibrar sus responsabilidades laborales con las obligaciones familiares.
La informalidad laboral, aunque ofrece cierta flexibilidad, también conlleva desventajas económicas. El ingreso promedio de quienes trabajan en la informalidad es aproximadamente la mitad de lo que perciben aquellos en el sector formal. Mónica Flores, presidenta de ManpowerGroup Latinoamérica, señala que las mujeres, independientemente de ser madres, enfrentan desafíos en el ámbito laboral debido a la carga de trabajo doméstico no remunerado que asumen. Esto limita su tiempo y oportunidades para acceder a empleos formales.
Rosalinda Ballesteros, directora del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral, destaca que la maternidad es idealizada en la sociedad, pero no se reconocen los retos que enfrentan las madres trabajadoras. La falta de oportunidades en el sector formal ha llevado a que 4.5 millones de madres trabajen por cuenta propia o sean empleadoras en el sector informal. Aunque esta opción les brinda flexibilidad, también enfrentan dificultades para acceder a financiamiento y recursos, a pesar de que las mujeres suelen ser más cumplidas en el pago de deudas que los hombres.
La penalización por maternidad es otro aspecto crítico que afecta a las mujeres en el mercado laboral. La dificultad para desarrollarse profesionalmente se acentúa para las madres con hijos pequeños. Un estudio de Claudia Goldin, ganadora del Nobel de Economía, revela que el 24% de las mujeres abandonan su empleo tras el nacimiento de su primer hijo, y el 17% no regresa después de cinco años. Esta tendencia se refleja en la menor probabilidad de empleo para madres con hijos menores de seis años en comparación con mujeres sin hijos de esa edad. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha documentado que esta situación ha empeorado en la última década.
Los obstáculos que enfrentan las madres trabajadoras incluyen discriminación, salarios más bajos en comparación con sus colegas hombres, falta de flexibilidad en los horarios y la persistencia de estereotipos que asocian la maternidad con menor compromiso laboral. Ballesteros enfatiza que la carga de responsabilidades, la inseguridad económica y la menor participación profesional generan un estrés continuo que impacta negativamente en la calidad de vida de las mujeres. Es crucial abordar estos desafíos para asegurar que la maternidad no se convierta en un factor de desventaja, sino en una etapa compatible con el desarrollo personal y profesional.
Para avanzar en la solución de estos problemas, se requiere reforzar el sistema de cuidados y promover políticas de flexibilidad en las empresas. Además, es fundamental que las políticas públicas fomenten la corresponsabilidad de los padres en el cuidado de los hijos, para que no recaiga únicamente sobre las mujeres. Flores sostiene que es responsabilidad de todos facilitar que más madres puedan trabajar en la economía formal, ya que esto genera beneficios significativos para la sociedad en su conjunto.
En el contexto actual, se estima que hay 25.7 millones de mujeres en el mercado laboral mexicano, de las cuales 17.8 millones son madres. De estas, 303 mil se encuentran desempleadas y 17.5 millones están ocupadas. Es relevante mencionar que 6 millones de estas madres son jefas de hogar, lo que implica que son la principal fuente de ingresos y toman decisiones en sus unidades domésticas. De las madres trabajadoras, el 57% tiene de uno a dos hijos, mientras que el 39% es madre de tres a cinco hijos, y un 4% tiene más de seis hijos.
Por grupos de edad, más de 2 millones de estas mujeres son jóvenes de 15 a 29 años, lo que complica aún más su desarrollo profesional. La situación se agrava para las madres solteras, que suman 2.8 millones, y aquellas que son separadas, viudas o divorciadas. Las principales actividades laborales de estas madres se concentran en servicios sociales y diversos, así como en el comercio, que en conjunto representan más del 54% del total. La manufactura y los servicios de alojamiento también son sectores relevantes donde laboran estas mujeres.
La realidad de las madres trabajadoras en México es un reflejo de las desigualdades de género en el ámbito laboral. Es fundamental que se implementen políticas efectivas que promuevan la equidad y el bienestar de las mujeres, permitiendo que puedan desarrollarse plenamente tanto en el ámbito personal como profesional.