La historia de Yesenia Muñoz, una mujer mexicana de 51 años, ha capturado la atención de muchos en Estados Unidos. Arrestada el 20 de mayo durante una redada migratoria en su lugar de trabajo en Kent, Washington, Muñoz se encuentra en una situación desesperada. A pocos días de su boda con Yanderic Zúñiga, una ciudadana estadounidense con quien ha compartido más de una década de vida, la pareja se enfrenta a la posibilidad de una separación definitiva debido a las estrictas leyes de inmigración del país.
La detención de Muñoz ha sido calificada como “colateral”, ya que no era el objetivo principal del operativo del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE). Su arresto ha llevado a Zúñiga a solicitar a las autoridades federales que les permitan casarse dentro de la cárcel, una medida que podría ayudar a evitar la deportación de Muñoz. “Esto ha sido una pesadilla. Tantos años juntas, esperando nuestro matrimonio con toda la familia y ahora nos enfrentamos a una separación, es injusto”, expresó Zúñiga en una entrevista.
La pareja ha estado junta durante más de 12 años y han formado una familia, incluyendo al hijo de Zúñiga, quien considera a Muñoz como una figura materna. La situación ha afectado profundamente al niño, quien está devastado por la separación inminente. “Ella ha sido un respaldo muy importante en su vida y en la mía”, añadió Zúñiga, reflejando el impacto emocional que esta crisis ha tenido en su familia.
Muñoz ingresó a Estados Unidos en 2004 con una visa de turismo y ha permanecido en el país desde entonces. Este es su primer contacto con las autoridades de inmigración, y no tiene antecedentes penales. Su abogada, Xiomara Urán, del Northwest Immigrant Rights Project, ha señalado que Muñoz tiene derecho a que un juez escuche su caso, dado el tiempo que ha vivido en el país y su buen carácter moral.
Existen dos vías legales que podrían permitir a Muñoz permanecer en Estados Unidos: acogerse a la ley de cancelación de deportación por haber residido más de 10 años en el país y demostrar su buen carácter moral, o casarse con Zúñiga y presentar una petición familiar. Urán también ha indicado que Muñoz es una candidata ideal para recibir una fianza que le permita pelear su caso en libertad. Sin embargo, el juez asignado al caso, John Odell, ha denegado el 65,9% de los casos que ha revisado entre 2019 y 2024, lo que genera preocupación en el equipo legal sobre el futuro de Muñoz.
La posibilidad de casarse dentro del centro de detención ha surgido como una opción viable. Según los documentos de ICE, las ceremonias de matrimonio en estos centros son permitidas, y cada solicitud se revisa caso por caso. Sin embargo, la pareja teme que las nuevas directrices migratorias del gobierno puedan complicar aún más su situación. Urán ha enviado varias solicitudes a ICE, pero hasta el momento no ha recibido una respuesta clara.
Para llevar a cabo la ceremonia, se requiere la autorización para que al menos cuatro personas ingresen al centro: la novia, el oficiante y dos testigos. Además, Urán ha solicitado permiso para que el hijo de Zúñiga, de 14 años, pueda asistir a la boda. “El niño quiere estar ahí, no podemos impedírselo”, comentó la abogada, subrayando la importancia de la presencia del menor en este momento crucial.
El tiempo es un factor crítico en esta situación. La pareja ha solicitado apoyo a la comunidad y a legisladores para presionar a ICE y facilitar la realización de su boda antes del 24 de junio, fecha en la que Muñoz tendrá su audiencia con el juez. La presión social y política podría jugar un papel importante en la decisión de las autoridades migratorias, y la pareja espera que su historia resuene con aquellos que puedan ayudarles.
La lucha de Yesenia Muñoz y Yanderic Zúñiga es un reflejo de las complejidades del sistema de inmigración en Estados Unidos y de cómo las políticas actuales pueden afectar profundamente las vidas de las personas. En un contexto donde las separaciones familiares son cada vez más comunes debido a las deportaciones, la historia de esta pareja destaca la necesidad de una reforma migratoria que considere el valor de las relaciones familiares y el bienestar de los niños involucrados. La espera por una respuesta de ICE continúa, y con ella, la esperanza de que el amor y la unión prevalezcan en medio de la adversidad.