Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Psoriasis, una fecha que busca visibilizar una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. Esta iniciativa, respaldada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y promovida por la Federación Internacional de Asociaciones de Psoriasis (IFPA), tiene como objetivo informar y sensibilizar a la población sobre una condición que, aunque no es contagiosa, puede tener un impacto profundo en la vida de quienes la padecen. La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se manifiesta a través de placas rojizas, secas y descamativas, que pueden causar picazón, ardor e incomodidad. Según la Secretaría de Salud, se trata de un trastorno autoinmune en el que el sistema inmunológico se descontrola, acelerando la producción de células cutáneas y generando inflamación y acumulación anormal en la superficie de la piel. Aunque las causas exactas de la psoriasis aún no se conocen del todo, se ha identificado que factores genéticos, ambientales y de estilo de vida juegan un papel crucial en su desarrollo. Infecciones, estrés, tabaquismo y consumo excesivo de alcohol son algunos de los desencadenantes que pueden agravar los brotes de esta enfermedad.
En México, estudios realizados por el Seguro Social y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) indican que la psoriasis afecta principalmente a personas entre los 40 y 50 años. Esta etapa de la vida puede ser especialmente crítica, ya que el impacto en la calidad de vida y la salud mental de los pacientes puede ser severo. El tratamiento de la psoriasis varía según la gravedad de la enfermedad y puede incluir cremas tópicas, terapias con luz ultravioleta o medicamentos sistémicos. Entre estos últimos, los tratamientos biológicos son los más avanzados, ya que actúan directamente sobre el sistema inmunológico para modular su respuesta. Sin embargo, el costo elevado de estos tratamientos representa un desafío significativo tanto para los pacientes como para el sistema de salud pública.
A nivel nacional, se estima que entre el 2.9 y el 3 por ciento de la población mexicana vive con psoriasis, lo que equivale a aproximadamente 3.6 millones de personas. Las mayores concentraciones de casos se reportan en la Ciudad de México, Estado de México, Jalisco y Nuevo León, donde existen centros especializados que ofrecen atención integral. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha desempeñado un papel clave en la atención de esta enfermedad, atendiendo a decenas de miles de pacientes y, desde hace varios años, incorporando medicamentos biológicos en su catálogo terapéutico. Hasta la fecha, más de 2,700 personas en el país han recibido estos tratamientos avanzados, logrando un mejor control de sus síntomas y una mejora en su calidad de vida.
Sin embargo, no todos los pacientes tienen acceso a la misma calidad de atención. En zonas rurales o de difícil acceso, la detección temprana y el diagnóstico oportuno siguen siendo un desafío. Muchas personas viven años sin un tratamiento adecuado, lo que aumenta el riesgo de desarrollar complicaciones como la artritis psoriásica, una forma de la enfermedad que afecta también las articulaciones. Ante este panorama, la Secretaría de Salud y el IMSS han intensificado campañas de concientización y programas de capacitación para médicos generales y especialistas. El objetivo es doble: mejorar el conocimiento clínico sobre la psoriasis y sus opciones terapéuticas, y combatir el estigma social que rodea a quienes la padecen.
En el estado de Hidalgo, aunque no existen cifras oficiales desglosadas por entidad, se estima que la prevalencia de psoriasis se alinea con la media nacional. La mayoría de los pacientes atendidos por el IMSS en Hidalgo presentan formas leves o moderadas de la enfermedad, y también se concentran en el rango de edad de 40 a 50 años. Las unidades médicas familiares del Seguro Social en Hidalgo registran un número considerable de consultas dermatológicas relacionadas con psoriasis. Allí se ofrecen tratamientos convencionales, y en casos severos, se garantiza el acceso a terapias biológicas. No obstante, los pacientes que viven en comunidades rurales enfrentan barreras geográficas y económicas que dificultan su acceso a especialistas.
El impacto socioeconómico de la psoriasis en Hidalgo es significativo. Para aquellos que no cuentan con protección social completa o tienen recursos limitados, el costo de los tratamientos innovadores puede ser prohibitivo. Esto subraya la necesidad de fortalecer la infraestructura médica local y ampliar los programas de apoyo. En respuesta a esta situación, la Secretaría de Salud de Hidalgo ha comenzado a implementar estrategias para mejorar la vigilancia epidemiológica y capacitar al personal médico en el diagnóstico y manejo oportuno de la psoriasis. También se están impulsando campañas educativas destinadas a desmitificar la enfermedad y promover la inclusión social de los pacientes.
Desde el sector salud, se ofrecen recomendaciones concretas para quienes viven con psoriasis. Mantener una comunicación constante con un dermatólogo es fundamental para asegurar un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado. Además, es crucial evitar los desencadenantes conocidos, como el estrés, el tabaco, el consumo excesivo de alcohol y las infecciones respiratorias. La psoriasis no solo afecta la piel, sino que también puede tener un impacto significativo en la salud mental y emocional de quienes la padecen. Por ello, es esencial que la sociedad en su conjunto se involucre en la sensibilización y el apoyo a las personas que enfrentan esta enfermedad, promoviendo un entorno más inclusivo y comprensivo.
 
									 
					