En el corazón de Buenos Aires, una nueva jornada de protestas ha tomado forma, impulsada por la clase media que se niega a aceptar los recortes del gobierno de Javier Milei. Este miércoles, científicos, jubilados y organizaciones de derechos humanos se han movilizado para expresar su descontento con las políticas de austeridad que afectan a sectores vitales como la educación, la salud y la investigación científica. Desde las primeras horas de la mañana, los manifestantes se han concentrado en diferentes puntos de la ciudad, destacando la importancia de sus demandas y la urgencia de una respuesta gubernamental.
La movilización comenzó a las 10:00 hora local, cuando científicos e investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) se reunieron en el Polo Científico Tecnológico, en el barrio de Palermo. Estos profesionales han declarado un paro de 48 horas en protesta por la desinversión en ciencia y tecnología, exigiendo aumentos salariales y la liberación de fondos internacionales que han sido retenidos para proyectos de investigación. La situación es crítica, ya que más de 4,000 puestos de trabajo se han perdido en el sector desde que Milei asumió la presidencia, y muchos investigadores esperan la efectivización de cargos concursados.
### La Lucha por la Emergencia Pediátrica y los Derechos Humanos
Paralelamente, a las 11:00 hora local, trabajadores del Hospital Garrahan han comenzado su propia movilización, convocados por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y la Asociación de Profesionales y Técnicos. Su objetivo es exigir la aprobación de una ley de emergencia pediátrica, que se vuelve cada vez más urgente ante la crisis que atraviesan los servicios de salud. Además, jubilados se han unido a la protesta para manifestar su rechazo al veto presidencial que impide un aumento del 7.2% en las pensiones, una medida que afecta a miles de personas de la tercera edad.
Las agrupaciones de derechos humanos, como las Abuelas de Plaza de Mayo, también han alzado la voz, pidiendo la preservación del Banco Nacional de Datos Genéticos, que se encuentra amenazado por los recortes presupuestarios. La combinación de estas protestas refleja un descontento generalizado con las políticas del gobierno, que muchos consideran perjudiciales para la democracia y el bienestar social.
Mientras tanto, en la Cámara de Diputados, se lleva a cabo una sesión crucial en la que se debatirán proyectos relacionados con el financiamiento universitario y la situación de Bahía Blanca tras un reciente temporal. La oposición busca avanzar con la media sanción de la Ley de Emergencia en Pediatría y Residencias, así como un refuerzo presupuestario para las universidades nacionales, que han visto reducidos sus recursos en los últimos meses.
### La Respuesta de Milei y el Sentir de la Clase Media
La clase media ha sido un actor fundamental en estas movilizaciones, representando a profesionales, docentes, investigadores y jubilados que luchan por sus derechos y por un futuro mejor. Sin embargo, la respuesta del presidente Milei ha sido desafiante. A través de sus redes sociales, ha intentado desestimar las protestas, utilizando un lenguaje provocador y compartiendo imágenes que lo retratan como un símbolo de fuerza y autoridad. En sus publicaciones, ha incluido ilustraciones que lo muestran como un león, su animal espiritual, y ha hecho uso de memes que buscan minimizar el descontento social.
Una de las imágenes más controversiales que ha compartido es una ilustración generada por inteligencia artificial que lo muestra vestido como el Papa, lo que ha generado críticas y burlas en las redes. Además, ha publicado una imagen de un “Happy Meal” de McDonald’s, donde aparece como un juguete con una motosierra en mano, acompañado de la frase “lágrimas de zurdos”, lo que ha sido interpretado como un ataque directo a quienes se oponen a sus políticas.
Mientras Milei continúa con su retórica provocadora, la clase media se siente cada vez más frustrada. Las movilizaciones no solo buscan defender derechos laborales y salariales, sino también reclamar un futuro en el que la educación, la ciencia y el trabajo público sean considerados pilares fundamentales de la sociedad, y no privilegios de unos pocos. La tensión entre el gobierno y la ciudadanía parece estar en aumento, y las calles de Buenos Aires se han convertido en el escenario de una lucha que podría definir el rumbo del país en los próximos meses.