En una noche que desafió las convenciones del calendario, Lindsey Stirling, la talentosa violinista californiana, ofreció un espectáculo inolvidable en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. A pesar de que agosto no es el mes típico para celebrar la Navidad, Stirling logró evocar el espíritu festivo con su mezcla única de música clásica, electrónica y rock, acompañada de un toque de mariachi que dejó a todos los asistentes maravillados.
La velada comenzó pasadas las nueve de la noche, cuando el escenario se iluminó con luces brillantes y una gran tela blanca descendió del techo. Con los primeros acordes de «Eye of the Untold Her», el público fue transportado a un mundo donde la música y la danza se entrelazaban en una experiencia multisensorial. Stirling, conocida por su estilo innovador, no decepcionó, y su interpretación culminó con una sorprendente versión de «Feliz Navidad» junto a un mariachi femenino, un momento que, aunque fuera de temporada, resonó profundamente en los corazones de los presentes.
«Creo que estamos asombrados por lo que podríamos llegar a ser», comentó Stirling tras interpretar «Arena» y «Underground», abriendo así su primer concierto en la capital mexicana en seis años. La violinista, con un vestido negro adornado con transparencias y brillos, se dirigió al público con calidez, expresando su amor por la Ciudad de México y su gente. «Siempre me reciben con tanto amor y energía. Amo este país, su cultura, su gente. Son de los públicos más apasionados del mundo», afirmó, generando una ovación ensordecedora.
La atmósfera del Auditorio Nacional se volvió mágica a medida que cada nota de su violín vibraba entre las linternas encendidas por el público. Stirling, con su energía contagiosa, realizó giros y saltos, mientras sus coreografías se sincronizaban perfectamente con las luces del escenario. Durante la interpretación de «Evil Twin», la artista desapareció brevemente del escenario, dando paso a una impresionante danza aérea sobre telas rojas, acompañada por sus cuatro bailarinas. Este espectáculo visual fue un claro reflejo de la creatividad y la pasión que Stirling aporta a cada uno de sus conciertos.
En un giro inesperado, la violinista decidió incluir una sesión de respiración guiada durante la interpretación de «Serenity Now». Con una voz calmada, invitó al público a inhalar profundamente y exhalar lentamente. «Normalmente, esa canción tranquiliza mucho al público. Pero no en la Ciudad de México. Ustedes son imposibles de calmar. Siempre están listos. Me encanta», bromeó, provocando risas y aplausos entre los asistentes.
A medida que avanzaba el espectáculo, Stirling continuó sorprendiendo a su audiencia con piezas como «Shatter Me», donde tocó mientras giraba sobre un aro aéreo, y «Kintsugi», en la que lució un nuevo vestuario completamente negro. Sin embargo, uno de los momentos más memorables llegó cuando invitó al escenario a un grupo de mujeres del Mariachi Azteca, a quienes había conocido un día antes en un parque. El público estalló en aplausos cuando comenzaron a tocar «El Mariachi Loco», seguido de una emotiva interpretación de «Feliz Navidad». Aunque no era diciembre, la atmósfera se llenó de un aire navideño que hizo que todos se sintieran parte de una celebración especial.
«Cuando conoces a personas y todo simplemente se siente como si estuviera destinado a pasar… eso fue esto para mí. Gracias por ser parte de este sueño», expresó Stirling antes de hacer una pausa para amarrarse los zapatos, provocando risas entre el público. En la interpretación de «First Light», pidió a los asistentes que encendieran las luces de sus celulares, transformando el Auditorio en un cielo nocturno iluminado por miles de luciérnagas blancas danzando al ritmo de su violín.
El cierre del espectáculo llegó con «La Fée Survive», donde sus bailarinas salieron al escenario luciendo camisetas con la bandera de México. Stirling, visiblemente conmovida, compartió un mensaje inspirador: «Escribí esta canción en un momento en que estaba muy decepcionada… tenía el corazón roto. Pero aprendí que somos más fuertes de lo que creemos. Y si alguien te trata mal, eso no dice nada de ti. Lo dice todo de esa persona. Sigue creyendo en ti. Te lo prometo: vamos a sobrevivir». Estas palabras resonaron en el corazón de cada asistente, dejando una huella imborrable en la noche mágica que vivieron junto a la talentosa violinista.