La noche del 27 de septiembre de 2025, el Estadio GNP en la Ciudad de México se convirtió en el epicentro de la música rock, donde más de 65 mil fanáticos de la icónica banda Zoé se reunieron para disfrutar de un espectáculo que prometía ser inolvidable. A pesar de las inclemencias del tiempo, con una lluvia persistente que comenzó desde la tarde, los seguidores de la banda no se dejaron amedrentar y se presentaron con bolsas de plástico e impermeables improvisados, listos para vivir una experiencia única.
La atmósfera en las afueras del estadio era electrizante. Los fans, muchos de ellos vestidos con pullovers oscuros que contrastaban con los coloridos impermeables, esperaban ansiosos la apertura de puertas. La lluvia, aunque intensa, no logró desanimar a los asistentes, quienes compartían historias y anécdotas sobre sus experiencias con la banda. Para muchos, este concierto no solo representaba una oportunidad de ver a Zoé en vivo, sino también una celebración de casi 20 años desde el lanzamiento de su emblemático álbum «Memo Rex Commander».
### La Larga Espera y la Banda Abridora
A medida que avanzaba la noche, el tráfico en las cercanías del estadio se volvía cada vez más lento. Los vendedores ambulantes ofrecían camisetas y, curiosamente, impermeables a un precio accesible de 100 pesos, convirtiéndose en un artículo esencial para la velada. La espera se hacía más amena gracias a la banda abridora, Hello Seahorse!, que comenzó su actuación puntualmente a las 20:30. Con su estilo único, lograron animar a los asistentes, quienes, a pesar de la lluvia, se mantenían firmes en su lugar, disfrutando de cada acorde.
La banda, conocida por su fusión de rock y pop, ofreció un setlist que resonó con los fanáticos, creando un ambiente de camaradería y emoción. Sin embargo, la expectativa por la llegada de Zoé era palpable. Los murmullos entre la multitud se centraban en la posibilidad de que el concierto pudiera ser cancelado debido a las condiciones climáticas. A medida que el reloj marcaba las 21:00, la ansiedad crecía, pero la banda no decepcionó. Finalmente, el momento que todos esperaban llegó, y Zoé hizo su entrada triunfal al escenario.
### Un Concierto Histórico
La actuación de Zoé fue un despliegue de energía y talento. Con un repertorio que abarcó sus grandes éxitos, la banda logró conectar con su público de una manera profunda. Los fans, que habían resistido la lluvia y el frío, se entregaron por completo a la música, cantando al unísono cada letra. La lluvia, que había sido una preocupación inicial, se convirtió en un elemento más de la experiencia, añadiendo un toque casi mágico a la noche.
El vocalista de la banda, León Larregui, se dirigió a la multitud con palabras de agradecimiento y reconocimiento por la lealtad de sus seguidores. «Ustedes son la razón por la que seguimos haciendo música», expresó, mientras la multitud estallaba en vítores. La conexión entre la banda y sus fans era evidente, creando un ambiente de celebración y unidad.
A lo largo de la noche, Zoé interpretó canciones que han marcado generaciones, desde «Labios Rotos» hasta «Soñé», cada una evocando recuerdos y emociones en los asistentes. La producción del concierto, con luces y efectos visuales, complementó la experiencia musical, haciendo que cada momento fuera memorable.
La lluvia, que al principio parecía un obstáculo, se transformó en un símbolo de la perseverancia y la pasión de los fans. Muchos compartieron en redes sociales su experiencia, utilizando hashtags relacionados con el evento, lo que generó un gran revuelo en plataformas digitales. La noche culminó con un espectáculo de fuegos artificiales que iluminó el cielo, dejando a todos con una sensación de euforia y satisfacción.
La primera de las cinco noches históricas de Zoé en la CDMX no solo fue un concierto, sino un testimonio del poder de la música para unir a las personas, incluso en las condiciones más adversas. Los fanáticos, que llegaron preparados para cualquier eventualidad, demostraron que su amor por la banda supera cualquier obstáculo, convirtiendo una noche lluviosa en una celebración inolvidable de rock y camaradería.