La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado a conocer su nuevo presupuesto para el bienio 2026-2027, que asciende a 4,200 millones de dólares. Esta cifra representa una reducción significativa del 21% respecto a la propuesta inicial de 5,300 millones de dólares. La disminución en el presupuesto se debe, en gran medida, a las dificultades financieras que enfrenta la organización, exacerbadas por la reciente salida de Estados Unidos, su principal contribuyente. Esta situación ha llevado a la OMS a replantear sus prioridades y a buscar nuevas formas de financiamiento para garantizar la continuidad de sus programas y servicios a nivel global.
La reducción del presupuesto también es notable en comparación con el ciclo anterior, 2024-2025, donde la OMS había superado los 4,900 millones de dólares, incluyendo partidas adicionales para emergencias y programas especiales que elevaron el total a 6,800 millones de dólares. En este contexto, la contribución de Estados Unidos fue de aproximadamente 700 millones de dólares, lo que subraya la importancia de este país en el financiamiento de la salud global.
**Aumento de las contribuciones obligatorias de los países miembros**
Ante la necesidad de asegurar una base financiera más sólida, los países miembros de la OMS han acordado aumentar en un 20% las contribuciones obligatorias de cada Estado. Este aumento se implementará de manera proporcional al tamaño y desarrollo de cada nación, con el objetivo de reducir la dependencia de las contribuciones voluntarias, que son más inciertas y difíciles de prever. La OMS ha señalado que este cambio es crucial para mejorar la estabilidad financiera de la organización y garantizar que pueda cumplir con su mandato de salud pública.
Este ajuste en las contribuciones obligatorias no es nuevo; ya en 2022, los Estados miembros habían aprobado un incremento gradual de estas aportaciones, con la meta de que para el ciclo 2030-2031, al menos la mitad del presupuesto de la OMS provenga de estas contribuciones estatales. Sin embargo, la actual crisis financiera ha llevado a la organización a tomar decisiones difíciles, como la reducción a la mitad del número de sus departamentos, lo que podría impactar en su capacidad para abordar problemas de salud global.
**Impacto en programas de salud global**
La crisis financiera de la OMS no solo afecta su estructura interna, sino que también tiene repercusiones en los programas de salud que la organización apoya en todo el mundo. La reducción de fondos puede comprometer iniciativas clave en la lucha contra enfermedades como la malaria y la tuberculosis, que son responsables de la muerte de cientos de miles de personas cada año. La OMS ha advertido que la falta de recursos podría limitar su capacidad para responder a emergencias sanitarias y para implementar programas de prevención y tratamiento en países en desarrollo.
Además, la salida de Estados Unidos ha dejado un vacío significativo en el financiamiento de la OMS, lo que ha llevado a otros países, como China, a aumentar sus contribuciones. Recientemente, China anunció que aportará 500 millones de dólares a la OMS para ayudar a mitigar la crisis financiera generada por la reducción de fondos de Estados Unidos. Este tipo de apoyo es fundamental para que la OMS pueda continuar operando y cumpliendo con su misión de promover la salud y combatir enfermedades a nivel global.
La situación actual plantea un desafío considerable para la OMS, que debe encontrar un equilibrio entre la reducción de costos y la necesidad de mantener programas efectivos de salud pública. La organización se enfrenta a la presión de sus Estados miembros para demostrar que puede gestionar sus recursos de manera eficiente, al tiempo que se asegura de que las comunidades más vulnerables no se vean afectadas por la falta de financiamiento.
En este contexto, la OMS está explorando nuevas estrategias de financiamiento, incluyendo asociaciones con el sector privado y la búsqueda de donaciones de otros países. Sin embargo, estas soluciones no son inmediatas y requieren tiempo para implementarse y generar resultados. La comunidad internacional deberá estar atenta a cómo la OMS navega por estos desafíos y cómo se adapta a un entorno financiero en constante cambio.
La salud global depende en gran medida de la capacidad de la OMS para operar de manera efectiva y sostenible. A medida que la organización se enfrenta a estos desafíos financieros, es crucial que los países miembros se unan para garantizar que la OMS pueda continuar su labor vital en la promoción de la salud y la prevención de enfermedades en todo el mundo.