La maternidad es un viaje único y personal, y Mayra Rojas es un claro ejemplo de cómo el amor y la familia pueden tomar muchas formas. Esta actriz, conocida por su trabajo en el mundo del espectáculo, ha vivido una experiencia maternal que desafía las convenciones tradicionales. Con tres hijos que llegaron a su vida de maneras muy diferentes, Rojas ha aprendido a abrazar cada una de sus maternidades con amor y dedicación.
### Un Viaje de Amor y Diversidad Familiar
Mayra Rojas es madre de tres hijos: Ivanna, su hija biológica de 22 años; Fabián, un joven adoptado que llegó a su vida antes de nacer, y Lucianna, quien se unió a la familia a los 15 meses tras la muerte de su hermana Lorena. Cada uno de sus hijos representa una historia única, pero lo que los une es el amor incondicional que Rojas les ofrece.
La actriz comparte que desde pequeña soñaba con tener tres hijos, un deseo que se vio influenciado por su propia experiencia familiar. Creció en un hogar donde el amor no siempre provenía de la sangre, ya que su padre adoptivo fue quien la cuidó y educó. Esta perspectiva le permitió entender que la maternidad va más allá de la biología; se trata de un compromiso emocional y afectivo que se construye día a día.
El camino hacia la maternidad biológica no fue fácil para Mayra. Después de varios tratamientos de fertilidad, finalmente dio la bienvenida a Ivanna, un momento que describe como maravilloso, pero también agotador emocionalmente. Sin embargo, su deseo de ser madre no se detuvo ahí. Al no poder concebir nuevamente, decidió explorar la adopción, un tema que había considerado desde su infancia. «La adopción siempre fue una opción en mi mente», comenta Rojas, quien se sintió motivada a dar un hogar a un niño que lo necesitara.
### La Adopción como Parte de la Familia
La llegada de Fabián a su vida fue un momento decisivo. Desde el primer día, Mayra se comprometió a ser honesta con él sobre su origen. A pesar de las dudas iniciales de su familia y su entonces pareja, Rojas se dio cuenta de que el amor que siente por Fabián es tan profundo como el que siente por Ivanna. «Reconocí que, al haber parido de manera natural y tener a alguien por adopción, el amor y la responsabilidad son los mismos», enfatiza.
Fabián, quien ha crecido en un ambiente lleno de amor y aceptación, ha aprendido a hablar abiertamente sobre su adopción. Mayra recuerda con cariño que él solía decir que no llegó de su panza, sino de su corazón. Esta frase refleja la conexión emocional que han construido juntos, una conexión que también se extiende a Lucianna, quien llegó a su vida en un momento de dolor tras la pérdida de su hermana.
La llegada de Lucianna fue un proceso complicado, pero Rojas se siente afortunada de haber podido asumir el rol de madre. «No estaba planeada, pero me siento afortunada por tenerla y pasar de ser tía a mamá», dice con una sonrisa. Lucianna, que llegó a la familia en un momento de transición, se adaptó rápidamente a su nuevo hogar, donde encontró amor, juguetes y la compañía de sus hermanos.
La experiencia de Mayra Rojas resalta la importancia de la educación y la sensibilización en torno a la adopción. Al ser una figura pública, ha sentido la responsabilidad de educar a su entorno sobre este tema. «Fui la primera en mi círculo cercano en adoptar, y me di cuenta de que también tenía que educar a la gente porque es un tema complicado», explica. Su valentía para hablar abiertamente sobre la adopción ha ayudado a desmitificar muchos de los tabúes que existen en la sociedad.
La maternidad, según Mayra, es un rol multifacético. «La mamá, en todas las culturas, es la formadora, la que guía, alimenta, educa, regaña, todóloga. Es un oficio mal pagado, 24 horas los 365 días del año», dice entre risas. Su enfoque en la maternidad refleja su compromiso de ser una madre presente y amorosa, sin importar cómo llegaron sus hijos a su vida.
La historia de Mayra Rojas es un testimonio de que la maternidad puede ser diversa y rica en experiencias. Cada uno de sus hijos ha aportado algo único a su vida, y su amor por ellos no conoce límites. En un mundo donde las definiciones de familia están en constante evolución, Rojas nos recuerda que lo más importante es el amor que se comparte, sin importar la forma en que se construya una familia.
