La Copa Mundial de la FIFA 2026, que se llevará a cabo en Estados Unidos, México y Canadá, ha sido objeto de controversia tras las declaraciones del presidente estadounidense Donald Trump. En una reciente reunión en la Casa Blanca, Trump sugirió que podría declarar ciertas ciudades como «no seguras» para albergar partidos del torneo, lo que generó una respuesta contundente de la FIFA, reafirmando que la decisión sobre las sedes corresponde exclusivamente a la organización y no a ningún gobierno.
La propuesta de Trump surge en un contexto donde varias ciudades anfitrionas han expresado su oposición a las políticas de inmigración y seguridad del presidente. En este sentido, el vicepresidente de la FIFA, Victor Montagliani, dejó claro que el torneo es responsabilidad de la FIFA, enfatizando que «la FIFA toma esas decisiones». Esto subraya la independencia de la organización en la gestión del evento, que está programado para iniciar el 11 de junio de 2026.
### La complejidad de los cambios en las sedes
El Mundial 2026 será un evento monumental, con un total de 104 partidos programados y la participación de 48 equipos. Las sedes ya han sido confirmadas y están bajo contrato con la FIFA, lo que hace que cualquier intento de cambio en las ciudades anfitrionas sea extremadamente complicado. La logística y los aspectos legales involucrados en la reubicación de partidos en un plazo tan corto, a solo ocho meses del inicio del torneo, presentan desafíos significativos.
Montagliani también destacó que el fútbol trasciende las disputas políticas, afirmando que «el deporte es más grande que cualquier debate político actual». Esta declaración resuena en un momento en que el fútbol se ha convertido en un símbolo de unidad y diversidad, capaz de unir a personas de diferentes orígenes y creencias. La FIFA, como organismo rector del fútbol mundial, tiene la responsabilidad de garantizar que el torneo se lleve a cabo en un ambiente seguro y acogedor para todos los aficionados.
La relación entre Trump y la FIFA ha sido objeto de interés, dado que el presidente estadounidense ha mantenido un contacto cercano con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. Sin embargo, Infantino ha optado por no comentar públicamente sobre las preocupaciones de seguridad planteadas por Trump, lo que podría interpretarse como un intento de mantener la neutralidad política en un evento que debería ser una celebración del deporte.
### Implicaciones para la seguridad y la organización del evento
La seguridad es un aspecto crucial en la organización de eventos de tal magnitud. Tanto la Copa Mundial como los Juegos Olímpicos requieren un compromiso significativo por parte de los gobiernos anfitriones en términos de seguridad, procesamiento de visas y aplicación de la ley. La experiencia de los últimos anfitriones de la Copa Mundial, como Qatar, Rusia, Brasil y Sudáfrica, ha demostrado que la planificación y la colaboración entre las autoridades locales y la FIFA son esenciales para el éxito del torneo.
Trump ha mencionado que cualquier ciudad que considere «peligrosa» podría ser excluida del evento, lo que plantea interrogantes sobre cómo se definirán esos criterios de seguridad y quién tendrá la última palabra en la evaluación de las ciudades. Esto podría generar tensiones entre la FIFA y el gobierno estadounidense, especialmente si se percibe que las decisiones se basan en consideraciones políticas más que en la seguridad real de los aficionados y jugadores.
La FIFA ha estado trabajando arduamente para garantizar que el Mundial 2026 sea un evento inclusivo y seguro, y cualquier interferencia política podría poner en riesgo esos esfuerzos. La organización ha implementado medidas de seguridad avanzadas en torneos anteriores y está preparada para hacerlo nuevamente en 2026, pero la cooperación de los gobiernos locales es fundamental para el éxito de estas iniciativas.
En resumen, la FIFA se encuentra en una posición delicada, equilibrando la necesidad de mantener la independencia de su autoridad organizativa con la presión política que proviene de la administración de Trump. A medida que se acerca la fecha del torneo, será crucial observar cómo se desarrollan las relaciones entre la FIFA y el gobierno de Estados Unidos, así como las implicaciones que esto tendrá para la seguridad y la experiencia de los aficionados durante el Mundial 2026.