El Auditorio Nacional se convirtió en un santuario del rock el pasado lunes, cuando John Fogerty, el icónico exintegrante de Creedence Clearwater Revival, subió al escenario para ofrecer un espectáculo inolvidable. La atmósfera estaba cargada de nostalgia y emoción, con un público diverso que abarcaba varias generaciones, todos unidos por el amor a la música de los años 70. Desde los más jóvenes hasta aquellos que vivieron la época dorada del rock, todos esperaban ansiosos revivir los clásicos que han marcado la historia de la música.
La noche comenzó con un video introductorio que preparó al público para lo que estaba por venir. A las 9:05, Fogerty hizo su entrada triunfal, acompañado de sus hijos Shane y Tyler, quienes también forman parte de su banda. El primer acorde de «Bad Moon Rising» resonó en el Auditorio, y el público estalló en aplausos y vítores, creando una conexión instantánea entre el artista y sus seguidores. La energía era palpable, y la velada prometía ser un viaje a través del tiempo.
### Un Viaje Musical a Través del Tiempo
Fogerty no solo interpretó sus éxitos más conocidos, sino que también compartió anécdotas personales que resonaron profundamente con los asistentes. Con 80 años, el músico demostró que el tiempo no ha mermado su talento ni su carisma. Entre canciones, habló sobre su guitarra Rickenbacker de 1969, la misma que utilizó en Woodstock, y compartió la emotiva historia de cómo su esposa, Julie, la recuperó después de más de cuatro décadas. «Compré esta guitarra a inicios de 1969, la misma con la que toqué en Woodstock y con la que grabé tantos éxitos de Creedence. Pasaron más de cuatro décadas hasta que mi esposa Julie salió a buscarla por todo Estados Unidos. La encontró, me la dio en Navidad y cuando la abrí debajo del árbol… lloré como un niño», confesó Fogerty, tocando el corazón de todos los presentes.
El repertorio de la noche fue un desfile de clásicos que incluyó temas como «Green River», «Born on the Bayou», «Rock and Roll Girls», y «Run Through the Jungle». Cada canción era recibida con entusiasmo, y el Auditorio se transformó en un coro unísono, especialmente durante «Have You Ever Seen the Rain». La conexión entre Fogerty y su audiencia era evidente, y su simple respuesta de «I love you too» a los gritos de admiración del público reflejaba su aprecio por el apoyo incondicional que ha recibido a lo largo de su carrera.
### La Emotividad de un Legado Musical
Uno de los momentos más emotivos de la noche fue la interpretación de «Joy of My Life», donde Fogerty estuvo acompañado por su familia en el escenario. Las luces de los celulares encendidas crearon un océano brillante en el Auditorio, simbolizando la unión de generaciones a través de la música. La velada no solo fue un repaso de su carrera, sino una celebración de la vida y la familia, algo que Fogerty enfatizó en varias ocasiones.
El espectáculo continuó con más clásicos, y cada interpretación era un recordatorio de la relevancia de su música en la actualidad. «Fortunate Son», una canción emblemática contra la guerra de Vietnam, resonó con fuerza, recordando a todos que los mensajes de sus letras siguen siendo pertinentes. Fogerty, visiblemente emocionado, agradeció al público por mantener vivas estas canciones en sus corazones.
Antes de cerrar la noche, Fogerty reflexionó sobre su larga batalla legal para recuperar su catálogo musical. Con humor, mencionó que no fueron abogados quienes lo ayudaron, sino su esposa Julie, a quien dedicó palabras de agradecimiento. «Detrás de cada hombre siempre hay una gran mujer», dijo, provocando risas y aplausos entre los asistentes. La velada culminó con un brindis en el escenario y el explosivo cierre con «Travelin’ Band» y «Proud Mary», un himno que trasciende generaciones y que pertenece al patrimonio universal del rock.
John Fogerty se despidió prometiendo regresar a México más seguido, dejando a su audiencia con el deseo de más. La noche no solo fue un homenaje a su legado musical, sino también una celebración de la conexión emocional que la música puede crear entre las personas. La magia del rock de los años 70 sigue viva, y Fogerty es, sin duda, uno de sus más grandes embajadores.