El huracán Erick hizo su entrada en México en la madrugada del 19 de junio, tocando tierra en el municipio de Santiago Pinotepa Nacional, Oaxaca, a las 5:30 horas. Este fenómeno meteorológico, que alcanzó la categoría 4 en su trayectoria, logró disminuir su intensidad antes de impactar, llegando a la costa con una categoría 3. Las autoridades, incluyendo el Servicio Meteorológico Nacional y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), confirmaron la situación y el gobernador del estado, Salomón Jara Cruz, reportó un saldo blanco en términos de vidas humanas, aunque las afectaciones materiales fueron significativas.
Las regiones más afectadas por el huracán incluyen la bahía de Puerto Escondido, Pinotepa Nacional y otros municipios de la costa oaxaqueña. Las redes sociales se inundaron de imágenes y videos que mostraban la devastación: árboles caídos, restaurantes destruidos y calles inundadas. En particular, el hospital del IMSS en Huatulco sufrió inundaciones, mientras que el hospital de Río Grande tuvo que ser evacuado como medida de precaución. Las autoridades documentaron al menos nueve derrumbes en diferentes tramos carreteros, complicando la movilidad en zonas de sierra y costa.
La situación se agravó con el cierre temporal de la autopista Mitla–Tehuantepec debido a inundaciones y deslaves. En el centro de Oaxaca, las lluvias continuaron, dejando algunas vías incomunicadas por el desbordamiento de ríos y la caída de material en las carreteras. La carretera que conecta Puerto Escondido con Río Grande también experimentó bloqueos, y Pinotepa Nacional, el lugar del impacto del huracán, permaneció parcialmente incomunicado.
La Coordinadora Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, advirtió que los efectos del huracán aún eran visibles y que se esperaban lluvias continuas durante las próximas 30 horas en varias regiones del estado. Por ello, se instó a la población a mantenerse en resguardo, evitar zonas de riesgo y seguir las recomendaciones de las autoridades locales. Para enfrentar la emergencia, se activaron los planes DN-III del Ejército Mexicano y el Plan Marina de la Secretaría de Marina, con el objetivo de brindar apoyo a las comunidades afectadas y facilitar el proceso de atención y recuperación.
Uno de los problemas más inmediatos fue la caída de al menos 17 postes de energía eléctrica, lo que provocó interrupciones en el suministro eléctrico en diversas localidades. Las autoridades federales y estatales se encuentran trabajando arduamente para restablecer la electricidad y limpiar los caminos, buscando restablecer todos los servicios lo más pronto posible.
La respuesta de las autoridades ha sido rápida, pero la magnitud de los daños requiere un esfuerzo coordinado y sostenido. Las brigadas de emergencia están en el terreno, evaluando los daños y proporcionando asistencia a las comunidades más afectadas. La colaboración entre diferentes niveles de gobierno y la participación de la ciudadanía son cruciales en estos momentos críticos.
Mientras tanto, la población se enfrenta a la incertidumbre y la necesidad de reconstruir sus vidas tras el paso del huracán. Las imágenes de la devastación han generado una ola de solidaridad, con muchas personas ofreciendo ayuda a quienes lo han perdido todo. Las redes sociales se han convertido en un canal importante para coordinar esfuerzos de apoyo y compartir información sobre las necesidades más urgentes.
El huracán Erick ha dejado una huella profunda en Oaxaca, y aunque las autoridades han logrado evitar pérdidas humanas, los daños materiales son significativos. La recuperación será un proceso largo y complejo, que requerirá no solo la intervención inmediata de las autoridades, sino también el apoyo continuo de la comunidad y organizaciones no gubernamentales.
En este contexto, es vital que la población mantenga la calma y siga las indicaciones de las autoridades. La prevención y la preparación son clave para enfrentar fenómenos meteorológicos de esta magnitud. La experiencia del huracán Erick debe servir como un recordatorio de la importancia de estar preparados y de la necesidad de contar con planes de emergencia efectivos que puedan ser activados en situaciones de crisis.
La resiliencia de la comunidad oaxaqueña será puesta a prueba en los próximos días y semanas, mientras se trabaja en la recuperación y reconstrucción. La solidaridad y el apoyo mutuo serán fundamentales para superar este desafío y salir adelante.