La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) es una de las principales causas de muerte a nivel mundial, y su impacto en México es alarmante. Se estima que entre el 70% y el 90% de las personas que padecen esta enfermedad no están diagnosticadas, lo que agrava la situación y pone en riesgo la salud de millones. Esta condición, que afecta la calidad de vida de quienes la padecen, es el resultado de una combinación de factores, siendo el tabaquismo el más conocido, pero no el único. La historia de Carmen, una mujer de 64 años que ha luchado contra esta enfermedad, ilustra la realidad de muchos mexicanos que viven con EPOC sin saberlo.
### La historia de Carmen: Un viaje hacia la dificultad respiratoria
Carmen comenzó a fumar a una edad temprana, influenciada por su entorno familiar y social. En su pueblo, fumar era una práctica común y, a menudo, necesaria para alejar a los mosquitos. A lo largo de los años, su consumo de tabaco aumentó, y aunque dejó de fumar hace 25 años, el daño ya estaba hecho. Hoy en día, Carmen necesita oxígeno para realizar actividades cotidianas como bañarse o lavar los platos. La EPOC ha transformado su vida, limitando su capacidad para disfrutar de momentos importantes, como el baile en la boda de su hijo.
La historia de Carmen no es única. Su hermano, José, también padece EPOC, y ambos han experimentado el deterioro de su salud debido a esta enfermedad. La carga económica que enfrentan es significativa; Carmen gasta más de 16 mil pesos al mes en oxígeno, medicamentos y electricidad. La EPOC no solo afecta la salud física, sino que también tiene un impacto emocional y financiero devastador. José, a pesar de sus limitaciones, continúa trabajando porque no puede permitirse perder ingresos. La EPOC, como señala, «no solo mata, también discapacita, empobrece y excluye».
### La falta de diagnóstico y el estigma asociado
La falta de diagnóstico es un problema crítico en el manejo de la EPOC en México. Según Rogelio Pérez-Padilla, neumonólogo y director del Departamento de Tabaquismo y EPOC en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), la búsqueda activa de pacientes en zonas de riesgo es escasa. La espirometría, una prueba sencilla y económica para diagnosticar EPOC, no se utiliza con la frecuencia necesaria. Esta omisión es alarmante, ya que la EPOC es la tercera causa de muerte en el mundo, y su prevalencia en México es alta debido a factores como la exposición al humo de leña, especialmente en comunidades rurales.
El estigma asociado a la EPOC también complica la situación. Muchos pacientes confunden sus síntomas con asma o simplemente creen que están «fuera de forma». Esta confusión retrasa el diagnóstico y el tratamiento adecuado, lo que lleva a un deterioro progresivo de la salud. La falta de capacitación médica en la interpretación de pruebas diagnósticas también contribuye a la subdiagnosis, lo que perpetúa el ciclo de sufrimiento y exclusión social.
El costo de la inacción es enorme. Se estima que entre 2020 y 2050, las enfermedades respiratorias crónicas podrían costar 4.3 billones de dólares a nivel global. En México, el acceso a medicamentos esenciales para el tratamiento de EPOC es limitado, y muchas personas no pueden permitirse el costo de los tratamientos necesarios. Esto crea una situación trágica donde los pacientes se acostumbran a vivir con dificultad para respirar y no buscan ayuda, lo que agrava aún más su condición.
### Un enfoque multidisciplinario para combatir la EPOC
En el INER, se ha implementado un programa multidisciplinario que ayuda a los pacientes a dejar de fumar y a manejar su enfermedad. Este programa incluye medicamentos y terapia conductual, y ha demostrado una tasa de éxito del 50 al 60%. Sin embargo, el riesgo de recaída es alto, y el tabaquismo sigue siendo responsable de más de 8 millones de muertes al año, directa o indirectamente. Además, otros factores como la contaminación del aire, la pobreza y enfermedades como la diabetes y la tuberculosis también contribuyen al desarrollo de EPOC.
La EPOC es más que una enfermedad; es una condena anticipada para aquellos que han estado expuestos a aire contaminado desde la infancia o que han encendido un cigarro sin conocer las consecuencias. Carmen, con su experiencia, enfatiza que «el cigarro mata, sí. Pero no es el único culpable. El humo está en todas partes. Y nadie habla de eso». La lucha contra la EPOC requiere un enfoque integral que aborde no solo el tabaquismo, sino también otros factores de riesgo y la necesidad de un diagnóstico temprano y accesible. La salud respiratoria debe ser una prioridad en la agenda pública para garantizar que millones de mexicanos no sigan viviendo en la sombra de esta enfermedad devastadora.