La cocina mexicana es un arte que se transmite de generación en generación, y el vínculo entre madre e hija en este ámbito es especialmente significativo. Carmen Titita Degollado y su hija María Teresa Ramírez son un ejemplo perfecto de cómo la tradición culinaria puede evolucionar sin perder su esencia. En el restaurante El Bajío, ubicado en Ciudad de México, ambas han creado un espacio donde la comida no solo es un placer, sino también un legado familiar que honra la rica cultura gastronómica de México.
La historia de Titita y María Teresa comienza en la cocina, donde los aromas y sabores se entrelazan con recuerdos entrañables. Titita, reconocida como una de las cocineras más emblemáticas de México, ha dedicado su vida a la gastronomía, transmitiendo su amor por la cocina a sus cinco hijos. Sin embargo, es María Teresa, la menor, quien ha estado más cerca de su madre, especialmente en los momentos difíciles, como cuando Titita enviudó. Juntas, han trabajado en El Bajío, un restaurante que ha crecido desde su apertura en 1972, convirtiéndose en un referente de la cocina mexicana.
### La Relación Madre-Hija: Un Viaje Culinario
La relación entre Titita y María Teresa va más allá de la cocina; es una conexión profunda que se ha forjado a través de años de trabajo y aprendizaje mutuo. Titita recuerda con cariño el momento en que su hija expresó su deseo de convertirse en chef. «Desde que me dijo que quería ser chef profesional, le dije que me parecía muy bien porque ya traía el entrenamiento de la cocina y si se especializaba en cocina mexicana la podía llevar a todas partes», comparte Titita. Esta decisión marcó el inicio de un viaje culinario que ha sido tanto un desafío como una celebración.
María Teresa, por su parte, ha aprendido a equilibrar la tradición con la modernidad. Aunque su madre es conocida por su enfoque purista y tradicional en la cocina, la chef Ramírez ha incorporado técnicas modernas que optimizan el proceso sin sacrificar la autenticidad de los platillos. «Lo moderno no está peleado con lo tradicional; aprendí de mi mamá y de mi nana Amparo a hacer todo paso a paso, y ahora aplico técnicas modernas respetando la receta original», explica María Teresa. Esta fusión de estilos ha permitido que El Bajío ofrezca una experiencia culinaria única que atrae tanto a los amantes de la cocina tradicional como a aquellos que buscan algo innovador.
### El Restaurante El Bajío: Un Legado Familiar
El Bajío no es solo un restaurante; es un legado familiar que ha perdurado a lo largo de los años. Desde su primera ubicación en la calle Cuitlahuac, en Azcapotzalco, hasta sus 19 sucursales actuales en Ciudad de México, el restaurante ha mantenido un compromiso inquebrantable con la calidad y la autenticidad de la cocina mexicana. La familia ha trabajado arduamente para honrar los sabores tradicionales, convirtiéndose en un símbolo de la gastronomía nacional.
El éxito de El Bajío ha trascendido fronteras, y recientemente, la apertura de una sucursal en Madrid ha sido un testimonio del reconocimiento internacional que ha ganado la cocina mexicana. Este año, el restaurante fue galardonado por La Guía Michelin en la edición de España 2025, un logro que refleja la dedicación y el esfuerzo de Titita y María Teresa por mantener viva la tradición culinaria mexicana.
Titita, con su vasta experiencia y amor por la cocina, ha sido una fuente de inspiración no solo para su hija, sino también para todos aquellos que han tenido la oportunidad de trabajar a su lado. «Siempre he sido su cómplice; eso lo llevo en el corazón, porque no importa dónde estemos o con quién, siempre está conmigo», dice María Teresa, resaltando la importancia de su madre en su vida y carrera.
Además de su éxito profesional, Titita también ha sido una madre ejemplar. Con 12 nietos y siete bisnietos, su legado se extiende más allá de la cocina. Su consejo a María Teresa sobre la maternidad ha sido claro: siempre recibir a sus hijas con gusto y ser una buena esposa. Esta filosofía de vida ha sido un pilar en la crianza de las hijas de María Teresa, quienes, al igual que su madre, han desarrollado un amor por la cocina.
La historia de Titita y María Teresa es un hermoso recordatorio de cómo la cocina puede unir a las familias y preservar tradiciones. A través de su trabajo en El Bajío, ambas han demostrado que la pasión por la comida puede ser un legado que trasciende generaciones, enriqueciendo no solo sus vidas, sino también las de todos aquellos que disfrutan de su arte culinario.
