La reciente salida de 83 millones de dólares en inversiones extranjeras en el sector petrolero de México ha generado una gran preocupación entre analistas y expertos en economía. Este fenómeno, que marca la primera desinversión en 13 años, se atribuye a una serie de factores que han creado un ambiente de incertidumbre para los inversionistas. La Secretaría de Economía ha registrado esta caída en la Inversión Extranjera Directa (IED) en la extracción de petróleo y gas, lo que pone de manifiesto la fragilidad del sector energético en el país.
### Factores que Impulsan la Desinversión
Desde diciembre de 2018, el panorama para la inversión privada en el sector energético mexicano ha cambiado drásticamente. Según la experta en energía Rosanety Barrios, la puerta para la inversión privada se cerró con la llegada de la administración actual, a pesar de que se realizaron modificaciones constitucionales y se emitieron nuevas leyes en marzo de este año. «No ha entrado ni un peso porque faltan las reglas, por lo que, para todo efecto práctico, la puerta sigue cerrada», comentó Barrios. Esta falta de claridad en las regulaciones ha llevado a que muchas empresas extranjeras reconsideren su presencia en el país.
La incertidumbre no solo proviene de la falta de reglas claras, sino también de la reforma judicial que se está llevando a cabo. Esta situación ha generado inquietud entre los inversionistas sobre el estado de derecho en México. «Lo que sigue es ver cómo van a ir tomando decisiones los jueces y el sistema judicial, eso es algo que preocupa a los inversionistas privados», añadió Barrios. La combinación de estos factores ha creado un clima de desconfianza que ha llevado a las empresas a retirar sus inversiones.
### Impacto en la Producción de Hidrocarburos
La desinversión en el sector energético no solo afecta a las finanzas, sino que también tiene un impacto directo en la producción de hidrocarburos. Según los registros de Pemex, la extracción de gas natural ha disminuido a 4.4 mil millones de pies cúbicos diarios en los primeros cuatro meses de 2025, marcando el segundo año consecutivo de caída. La producción de petróleo también ha estado por debajo de las expectativas, con un promedio de 1.6 millones de barriles diarios, muy por debajo de la meta de 1.8 millones establecida por la presidenta Claudia Sheinbaum.
La Agencia Internacional de Energía ha pronosticado que la extracción de crudo mexicano seguirá en declive, proyectando que podría caer a 1.3 millones de barriles diarios para el año 2030. Este descenso en la producción es alarmante, ya que no solo afecta la economía del país, sino que también repercute en la seguridad energética de México.
A pesar de la salida de capitales, algunas empresas, como Repsol, han decidido permanecer en el país. Javier Gutiérrez Bucero, director de la Unidad de Negocios de Movilidad en Repsol México, ha manifestado su intención de continuar operando en el país, aunque reconoce que muchas otras empresas han optado por retirarse. Esto refleja una división en el sector, donde algunas compañías ven oportunidades a largo plazo, mientras que otras se sienten amenazadas por la inestabilidad regulatoria.
### La Influencia de Estados Unidos
Un aspecto relevante en esta situación es la participación de las empresas estadounidenses en el sector energético mexicano. Los registros indican que fueron estas empresas las que lideraron la retirada de inversiones en la extracción de petróleo y gas al inicio de 2025. Ramsés Pech, especialista en energía, ha señalado que la incertidumbre generada por los cambios constitucionales y las disputas en el Poder Judicial han llevado a una disminución en la inversión extranjera. «Las disputas por el despacho de electricidad y los cambios en los órganos reguladores han mermado las inversiones», afirmó Pech.
La tendencia de las empresas estadounidenses a retirar sus inversiones del sector energético en México es preocupante, especialmente considerando que en años anteriores hubo un repunte significativo en las inversiones extranjeras gracias a la reforma energética del expresidente Enrique Peña Nieto. Sin embargo, la administración actual ha visto un descenso en la inversión, lo que plantea interrogantes sobre el futuro del sector.
En resumen, la situación actual del sector energético en México es crítica. La desinversión de 83 millones de dólares en el primer trimestre de 2025 es solo un reflejo de un problema más amplio que involucra la falta de claridad regulatoria, la incertidumbre judicial y la disminución de la producción de hidrocarburos. A medida que el país navega por estos desafíos, será crucial observar cómo se desarrollan las políticas energéticas y qué medidas se implementan para restaurar la confianza de los inversionistas.