La escasez de agua en México se ha convertido en un problema crítico en los últimos años, afectando tanto a la población como a la agricultura. Desde 2022, diversas regiones del país han enfrentado sequías severas, especialmente en el noroeste, donde la falta de precipitaciones ha impactado gravemente el acceso al agua y la producción de cultivos. A medida que nos acercamos a 2025, las expectativas sobre la disponibilidad de agua son preocupantes y requieren atención urgente.
**Impacto de la Sequía en la Agricultura**
La sequía ha tenido un efecto devastador en la agricultura mexicana, particularmente en cultivos esenciales como la sandía y el melón. En Matamoros, por ejemplo, los productores han reducido su siembra a solo el 3% de las hectáreas habituales debido a la falta de agua. Esta situación ha llevado al gobierno de Sinaloa a solicitar una declaratoria de emergencia, evidenciando la gravedad de la crisis.
Hasta el 15 de mayo de 2025, nueve estados del país se encontraban en diferentes grados de sequía, con el noroeste siendo el más afectado. Raúl Rodríguez Márquez, presidente del Consejo Consultivo del Agua, ha señalado que, aunque la temporada de ciclones de 2024 trajo algo de alivio a regiones como Nuevo León, las proyecciones para 2025 no son alentadoras. Se estima que las lluvias serán insuficientes para recargar los mantos acuíferos y llenar las presas, lo que podría agravar aún más la situación.
Las cifras son alarmantes: hasta el 23 de mayo, 97 de las 210 presas más importantes del país estaban a menos de la mitad de su capacidad. Algunas, especialmente en Sonora y Sinaloa, se encuentran prácticamente secas. Esta crisis hídrica ha llevado a los estados a implementar medidas de emergencia, como la rehabilitación de pozos y la entrega de agua potable a través de pipas.
**Desafíos Internacionales y Proyecciones Futuras**
La escasez de agua en México no solo es un problema interno, sino que también ha generado tensiones diplomáticas. Según el Tratado de Aguas de 1994, México debe entregar una cantidad significativa de agua a Estados Unidos, y hasta abril de 2025, solo había cumplido con el 32.42% de su compromiso. Esto ha creado un déficit importante, especialmente en la Presa Amistad, que actualmente tiene entre el 14% y el 17% de su capacidad.
A pesar de las proyecciones pesimistas, algunos expertos en meteorología, como Juan Espinoza Luna, ofrecen una perspectiva más optimista. Según sus análisis, existe un 74% de probabilidad de que el clima se mantenga sin extremos de sequías o lluvias intensas, gracias a la fase neutra que actualmente afecta los patrones climáticos. Esto podría significar que, después de tres años de sequías severas, el noroeste de México podría experimentar un retorno a condiciones de precipitación más normales.
Sin embargo, Espinoza Luna también advierte sobre la necesidad de un plan hídrico a largo plazo, que contemple un horizonte de 10 a 15 años. La seguridad hídrica y alimentaria está en juego, ya que los estados del norte son considerados los graneros del país. Una sequía prolongada podría tener repercusiones devastadoras para la producción agrícola y, por ende, para la economía nacional.
**Regiones Más Vulnerables y el Futuro del Agua en México**
Al 15 de mayo de 2025, casi la mitad del territorio nacional (49.4%) presentaba algún grado de sequía, lo que representa un aumento del 2.9% en comparación con el mes anterior. Los estados más afectados incluyen Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Durango, con un total de 584 municipios en crisis. A medida que avanza la temporada de calor, se prevé que otros estados como Tamaulipas, San Luis Potosí y Guanajuato también enfrenten dificultades en el abastecimiento de agua.
Aunque el centro y sur del país no están experimentando la misma escasez, siguen siendo vulnerables. La infraestructura para el suministro de agua es insuficiente en muchas regiones, lo que podría llevar a problemas de desabastecimiento incluso en áreas que actualmente tienen acceso suficiente.
El Atlas Nacional de Riesgos revela que hay municipios en todo el país que son altamente susceptibles a las sequías, no solo por la falta de agua, sino también por su incapacidad para enfrentar los efectos adversos que estas provocan.
La historia de las sequías en México no es nueva; el país ha enfrentado crisis hídricas severas en el pasado. Sin embargo, la frecuencia y la intensidad de estos eventos han aumentado en los últimos años. El Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM ha documentado que 2023 fue el año más seco desde 1940, lo que subraya la urgencia de abordar esta problemática de manera integral y sostenible.
La temporada de lluvias de 2025 se extenderá de mayo a octubre, con un pico de intensidad en los meses de junio a septiembre. Aunque las condiciones climáticas han mejorado ligeramente, los registros históricos indican que la tendencia de disminución de lluvias en el norte de México es preocupante. La planificación y la gestión del agua son más cruciales que nunca para garantizar un futuro sostenible para el país.