La presidenta Claudia Sheinbaum ha reafirmado su compromiso con los principios de austeridad y humildad que caracterizan a su movimiento político. En una reciente conferencia en el Salón Tesorería de Palacio Nacional, Sheinbaum dejó claro que no asume un papel paternalista en la supervisión de los integrantes de su equipo, enfatizando que el pueblo de México es quien debe señalar y sancionar a aquellos que no actúan en beneficio de la ciudadanía.
### La Visión de Sheinbaum sobre el Servicio Público
Durante su intervención, Sheinbaum subrayó que su enfoque en la política se basa en la convicción personal de servir con humildad y sencillez. Esta postura, según ella, es fundamental para distanciarse de las prácticas del pasado, donde la soberbia y el derroche eran comunes en el ejercicio del poder. La presidenta argumentó que la transformación que busca su movimiento no solo es política, sino también cultural, promoviendo un cambio en la forma en que los funcionarios públicos se relacionan con la sociedad.
La eliminación de las diputaciones y senadurías, según Sheinbaum, es un paso hacia la depuración de la política mexicana. Al señalar que aquellos que no cumplen con los principios de su movimiento ya no deberían ser considerados representantes populares, la presidenta busca establecer un nuevo estándar de responsabilidad y compromiso entre los políticos. «No soy mamá para andar llamando la atención», afirmó, enfatizando que la rendición de cuentas debe venir del pueblo.
### La Responsabilidad Ciudadana en la Política
La idea de que el pueblo tiene el poder de sancionar a sus representantes es un concepto central en la retórica de Sheinbaum. Este enfoque no solo busca empoderar a la ciudadanía, sino también fomentar una cultura de responsabilidad entre los funcionarios públicos. La presidenta argumenta que, al eliminar las posiciones plurinominales, se crea un espacio donde los políticos deben rendir cuentas directamente a sus electores, lo que podría resultar en un cambio significativo en la dinámica política del país.
Sheinbaum también ha mencionado que su comportamiento personal es un reflejo de los valores que promueve. La humildad, según ella, no es solo una cuestión de actitud, sino una práctica diaria que debe ser adoptada por todos los que ocupan cargos públicos. En este sentido, la presidenta se posiciona como un modelo a seguir, instando a otros a adoptar un enfoque similar en su servicio a la comunidad.
Además, la presidenta ha hecho hincapié en que el cambio no se logrará de la noche a la mañana. La transformación de la política mexicana requiere tiempo y esfuerzo, y es fundamental que tanto los ciudadanos como los funcionarios estén dispuestos a trabajar juntos para lograrlo. La participación activa de la sociedad es esencial para garantizar que los principios de austeridad y servicio al pueblo se mantengan en el centro de la agenda política.
En resumen, la postura de Claudia Sheinbaum sobre la política y el servicio público refleja un deseo de cambio profundo en la forma en que se ejerce el poder en México. Al enfatizar la responsabilidad del pueblo y la necesidad de un comportamiento ejemplar por parte de los funcionarios, la presidenta busca establecer un nuevo paradigma que priorice el bienestar de la ciudadanía por encima de los intereses personales o partidistas.
