La inclusión de personas con discapacidad en la industria del cine es un tema que ha cobrado relevancia en los últimos años. En este contexto, Edgar Omar Hernández, un realizador sordo de 35 años, ha dedicado su esfuerzo a crear un glosario en lengua de señas mexicanas (LSM) que facilite la comunicación en los rodajes. Este proyecto, que se ha gestado en la Escuela de Cinematografía y Medios Audiovisuales en Puebla, busca integrar a cineastas sordos en equipos de producción audiovisual y proporcionar herramientas a las productoras para que puedan trabajar de manera efectiva y respetuosa con ellos.
El glosario, que actualmente cuenta con 80 términos clave y tiene como objetivo llegar a 250, incluye conceptos esenciales como «acción», «rodaje», «personaje», «guion», «claqueta» y «director». La idea es que, a través de señas, se pueda expresar de manera clara y rápida lo que se necesita en un set de filmación. Edgar ha puesto en práctica este glosario en sus propios ejercicios escolares, logrando una comunicación fluida con su equipo. «Cuando se trabaja en el set, todo se queda en silencio, entonces todo se convierte en una cuestión visual», explica. Esto elimina la necesidad de carteles grandes, ya que las señas permiten una comprensión inmediata de las instrucciones.
### La Experiencia de Edgar Omar Hernández
La historia de Edgar es inspiradora. Desde pequeño, su amor por el cine lo llevó a buscar una educación formal en este campo, pero enfrentó muchos obstáculos debido a su discapacidad auditiva. Durante años, estuvo en la búsqueda de una universidad que lo aceptara, hasta que encontró Cinema, donde se sintió comprendido y apoyado. «Mi mamá me dijo que si era la última oportunidad para estudiar lo que yo quería, que lo hiciera», recuerda con emoción. Esta decisión ha sido fundamental en su vida, ya que le ha permitido no solo aprender sobre cine, sino también desarrollar un sistema de comunicación que beneficia a otros en su situación.
Edgar ha trabajado arduamente para enseñar a sus compañeros y maestros la lengua de señas, buscando crear un ambiente inclusivo en el que todos puedan participar. «Hace tres años mis compañeros me ayudaban a entender algunas palabras, pero el problema era la comunicación. Entonces empecé a enseñarles la lengua de señas a alumnos, maestros e incluso investigadores», comenta. Su esfuerzo ha dado frutos, y ahora su equipo está más preparado para trabajar con él en el set.
### El Impacto del Glosario en la Industria Audiovisual
La creación de este glosario no solo es un paso hacia la inclusión, sino que también representa un cambio en la forma en que se percibe a las personas con discapacidad en el cine. La industria audiovisual ha sido históricamente un espacio donde la diversidad ha sido limitada, pero iniciativas como la de Edgar están comenzando a romper esas barreras. Al facilitar la comunicación, se abre la puerta a una mayor participación de cineastas sordos y se fomenta un ambiente de trabajo más colaborativo.
El glosario incluye no solo palabras técnicas, sino también términos que son relevantes para la narrativa y la producción cinematográfica. Esto es crucial, ya que permite que los cineastas sordos no solo participen en la parte técnica, sino que también puedan contribuir creativamente a las historias que se cuentan. Edgar espera que, al finalizar su proyecto, se pueda establecer un estándar en la industria que promueva la inclusión de manera efectiva.
La importancia de este glosario se extiende más allá de la comunicación en el set. También es un recurso educativo que puede ser utilizado en escuelas de cine y talleres de producción. Al integrar la lengua de señas en la formación de nuevos cineastas, se sientan las bases para una industria más inclusiva en el futuro. Edgar está convencido de que su trabajo puede inspirar a otros a seguir sus pasos y a luchar por un cine donde todos tengan voz.
Edgar Omar Hernández no solo aspira a completar su glosario antes de graduarse, sino que también tiene el sueño de dirigir sus propias historias. A pesar de los desafíos que enfrenta, su determinación es inquebrantable. «Sé que para mí será difícil, pero no importa, poco a poco, ya me di cuenta que puedo hacer cortometrajes; la película será algo difícil, pero no imposible», afirma con confianza. Su historia es un recordatorio de que la pasión y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo, y que el cine puede ser un medio poderoso para la inclusión y la diversidad.