El calendario católico está repleto de festividades que honran a los santos, figuras que han dejado una huella imborrable en la historia de la fe. En este artículo, exploraremos las conmemoraciones de los días 16, 17 y 18 de mayo, centrándonos en las vidas y legados de San Simón de Stock, San Pascual Baylón y San Félix de Cantalicio. Cada uno de estos santos representa un modelo de virtudes que han inspirado a generaciones de creyentes.
**San Simón de Stock: El Protector del Escapulario**
El 16 de mayo se celebra la festividad de San Simón de Stock, un religioso inglés que nació alrededor del año 1165. Desde su infancia, mostró una profunda devoción a la vida espiritual, retirándose a vivir como ermitaño en un árbol hueco, lo que le valió el apodo de «de Stock». Su vida cambió al unirse a la Orden del Carmen, donde se convirtió en un líder clave durante tiempos difíciles para la comunidad.
Una de las historias más significativas de su vida ocurrió en 1251, cuando, mientras oraba fervorosamente, tuvo una visión de la Virgen María rodeada de ángeles. En esta aparición, la Virgen le entregó el escapulario del Carmen, prometiendo protección especial a quienes lo llevaran con devoción. Esta promesa se convirtió en un símbolo de la protección de la Virgen del Carmen y ha perdurado a lo largo de los siglos, extendiéndose por todo el mundo católico.
San Simón de Stock vivió hasta una edad avanzada, falleciendo en Burdeos, Francia, en 1265. Aunque no fue canonizado formalmente, su legado perdura en la devoción al escapulario y su fiesta se celebra cada 16 de mayo, recordando su vida de entrega y fe.
**San Pascual Baylón: El Santo de la Eucaristía**
El 17 de mayo se conmemora a San Pascual Baylón, un santo español nacido en 1540 en Torrehermosa, Aragón. Proveniente de una familia humilde de pastores, Pascual mostró desde joven un profundo amor por Dios y la Eucaristía. A pesar de no haber recibido educación formal, su sed de conocimiento espiritual lo llevó a llevar siempre consigo un libro de oraciones.
A los 24 años, se unió a la Orden Franciscana, donde dedicó su vida al servicio y la humildad. Su fervor por la adoración del Santísimo Sacramento lo distinguió entre sus hermanos, pasando largas horas en oración frente al sagrario. Se dice que tuvo visiones místicas de Jesús Eucaristía, lo que profundizó su humildad y servicio hacia los demás.
San Pascual falleció el 17 de mayo de 1592, y su fama de santidad se extendió rápidamente, siendo canonizado en 1690. En 1897, fue declarado patrono de los congresos eucarísticos y de las asociaciones eucarísticas. Su vida es un testimonio de amor profundo a la Eucaristía y un modelo de humildad y servicio, recordado cada 17 de mayo.
**San Félix de Cantalicio: El Santo de la Alegría y la Humildad**
El 18 de mayo se celebra a San Félix de Cantalicio, quien nació en 1515 en Cantalice, Italia. Desde joven, Félix mostró un deseo de vivir en oración y servicio, lo que lo llevó a unirse a la Orden de los Frailes Capuchinos a los 28 años. Aunque no fue sacerdote, dedicó su vida a la humildad y al servicio, pidiendo limosna para su convento y llevando alegría a quienes encontraba en su camino.
Con una bolsa al hombro y una sonrisa, recorría las calles de Roma, hablando de Dios y consolando a los enfermos. Su actitud de gratitud y alegría, incluso en momentos difíciles, lo convirtió en un amigo de Dios para muchos. San Félix falleció en 1587, y su vida de sencillez y fe ha inspirado a muchos a lo largo de los años. Fue canonizado en 1712, y su festividad se celebra cada 18 de mayo, recordando que la santidad no requiere grandes logros, sino un corazón fiel y sencillo.
Estas festividades del 16 al 18 de mayo no solo celebran a los santos, sino que también invitan a la reflexión sobre sus vidas y enseñanzas. Cada uno de ellos, a su manera, nos recuerda la importancia de la fe, la humildad y el servicio a los demás, valores que son esenciales en la vida cristiana. A medida que nos unimos en la celebración de estos santos, renovamos nuestro compromiso de vivir de acuerdo con sus ejemplos y enseñanzas.