Durante las primeras 19 semanas del año 2025, Nuevo León ha reportado un total de mil 92 casos de enfermedad cerebrovascular, lo que representa un promedio diario de 8.2 casos. Este dato se extrae del Boletín Epidemiológico de la Dirección General de Epidemiología, que también indica que a nivel nacional se han acumulado 23 mil 284 casos de esta enfermedad. La situación es alarmante, ya que se ha observado un incremento del 13.33% en comparación con el año anterior, donde se registraron 20 mil 544 casos en todo México.
La enfermedad cerebrovascular, que incluye condiciones como los infartos cerebrales, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de salud pública en el país. En Nuevo León, los hombres han sido los más afectados, con 652 atenciones, lo que representa el 60.07% del total de casos en la entidad. En contraste, las mujeres sumaron 432 casos, lo que equivale al 39.93%. Esta tendencia se alinea con el panorama nacional, donde el 53.31% de los casos corresponde a hombres y el 46.69% a mujeres.
### Análisis de la Distribución de Casos
El análisis de los datos revela que Nuevo León ocupa el noveno lugar a nivel nacional en cuanto a casos de enfermedad cerebrovascular, con mil 92 atenciones. Las entidades con mayor número de casos son Jalisco, Ciudad de México, Baja California, Veracruz y Tamaulipas, que en conjunto suman más del 48% de los casos nacionales. Jalisco lidera la lista con 2 mil 650 casos, seguido por la Ciudad de México con 2 mil 272 y Baja California con 2 mil 202.
Este aumento en los casos de enfermedad cerebrovascular no solo es preocupante por el número en sí, sino también por las implicaciones que tiene para el sistema de salud. La atención a estos pacientes requiere recursos significativos, tanto en términos de infraestructura como de personal médico capacitado. Además, la enfermedad cerebrovascular es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad en el mundo, lo que subraya la necesidad de implementar estrategias efectivas de prevención y tratamiento.
La Secretaría de Salud a nivel federal ha destacado la importancia de controlar los factores de riesgo asociados a esta enfermedad, como la hipertensión, la diabetes y el colesterol alto. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados, la falta de control en estos factores ha contribuido al aumento de casos. En este contexto, es fundamental que tanto las autoridades de salud como la población en general tomen conciencia sobre la importancia de la prevención y el tratamiento oportuno de estas condiciones.
### Factores de Riesgo y Prevención
Los factores de riesgo para la enfermedad cerebrovascular son múltiples y pueden ser modificables o no modificables. Entre los factores no modificables se encuentran la edad, el género y la historia familiar. Sin embargo, hay varios factores modificables que pueden ser controlados a través de cambios en el estilo de vida y atención médica adecuada. Estos incluyen la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo y una dieta poco saludable.
La promoción de hábitos saludables es crucial para reducir la incidencia de enfermedades cerebrovasculares. Esto incluye la adopción de una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y granos enteros, así como la práctica regular de actividad física. Además, es esencial que las personas con condiciones de salud preexistentes, como la hipertensión o la diabetes, sigan un tratamiento adecuado y se realicen chequeos médicos regulares.
La educación sobre los síntomas de un accidente cerebrovascular también es vital. Reconocer los signos de advertencia, como debilidad repentina en la cara, brazo o pierna, dificultad para hablar o entender, y pérdida de equilibrio o coordinación, puede marcar la diferencia en el tratamiento y la recuperación del paciente. La rapidez en la atención médica puede reducir significativamente las secuelas de un accidente cerebrovascular.
En resumen, el aumento de casos de enfermedad cerebrovascular en Nuevo León y en todo México es un llamado a la acción para todos. La prevención y el control de los factores de riesgo son esenciales para combatir esta creciente epidemia. La colaboración entre las autoridades de salud, los profesionales médicos y la comunidad es fundamental para implementar estrategias efectivas que reduzcan la incidencia de esta enfermedad y mejoren la calidad de vida de quienes la padecen.