Recientemente, cerca de dos mil artistas de diversas disciplinas se congregaron en el Monumento a la Revolución en la Ciudad de México para exigir a la presidenta Claudia Sheinbaum una regulación urgente sobre el uso de la Inteligencia Artificial (IA) en la industria del entretenimiento. Este movimiento, que incluye actores de doblaje, locutores, traductores, cineastas y músicos, se centra en la necesidad de establecer un marco legal que garantice el consentimiento, control, crédito y compensación, conceptos que han sido denominados las «4C».
La preocupación por el uso no autorizado de la IA en el ámbito artístico no es un fenómeno aislado. A nivel global, artistas como Scarlett Johansson han denunciado el uso de su voz sin autorización en proyectos de IA, lo que ha generado un debate sobre los derechos de los creadores en la era digital. En México, voces emblemáticas como las de Mario Castañeda, conocido por su trabajo como doblajista de Gokú, han sido replicadas sin su consentimiento, lo que ha llevado a una creciente inquietud entre los profesionales del sector.
### La Amenaza de la IA en la Industria del Entretenimiento
El uso de la IA en la producción de contenido audiovisual ha crecido exponencialmente, y con ello, las preocupaciones sobre su impacto en el empleo y la creatividad. Alejandro Cuétara, secretario del Exterior de la ANDA, mencionó que el detonante de esta movilización fue un comercial de Santander que fue creado completamente con IA, sin la participación de actores o voces reales. Este tipo de prácticas pone en riesgo el futuro de miles de trabajadores en la industria, lo que ha llevado a los artistas a alzar la voz en defensa de sus derechos.
Durante la manifestación, los artistas se vistieron de negro como símbolo de luto por los empleos que están en peligro debido a la falta de regulación en el uso de la IA. Liliana Barba, actriz de doblaje y presidenta de la Asociación Mexicana de Locutores Comerciales (AMELOC), expresó su preocupación por el futuro de quienes dependen de su creatividad para vivir. «Hoy levantamos la voz porque está en riesgo el futuro de todos los que vivimos de nuestra creatividad. Nuestra voz, nuestro rostro, nuestras ideas, lo que nos pertenece por derecho, puede ser tomado sin permiso, replicado sin ética y usado sin pagar», afirmó Barba.
La manifestación no solo se centró en el doblaje, sino que abarcó toda una cadena de empleos que incluye traductores, editores, ingenieros, agencias, estudios y escuelas. Los artistas enfatizaron que no están en contra del uso de la IA, sino que exigen su regulación para evitar abusos y proteger sus derechos.
### Un Llamado a la Regulación y la Ética
La protesta fue un llamado urgente a las autoridades para que legislen sobre el uso de la IA en las industrias creativas. Los manifestantes insistieron en que la regulación es necesaria para evitar que la tecnología deshumanice el proceso creativo. «Si no regulamos la Inteligencia Artificial, mañana cualquiera puede tener nuestra voz diciendo cosas que jamás dijimos. Esto no es ciencia ficción, ya está pasando», advirtió Liliana Barba.
El mensaje central de la movilización giró en torno a las «4C»: consentimiento, control, crédito y compensación. Verónica López Treviño, actriz de doblaje, enfatizó que los artistas son más que solo voces; son historias, emociones y vida. «No permitamos que una máquina nos deshumanice», expresó durante la protesta.
La diversidad de los asistentes reflejó la profundidad del movimiento, con la participación de estudiantes de actuación y doblaje, jóvenes traductores, ingenieros de audio y camarógrafos, así como locutores con décadas de trayectoria. Este amplio espectro de profesionales resalta la importancia de la industria audiovisual en México, que genera más de 163 mil millones de pesos al Producto Interno Bruto y emplea directamente a más de 100 mil personas.
Los artistas hicieron un llamado a la presidenta y a la Secretaría de Cultura para que escuchen sus demandas y actúen en consecuencia. «México merece espectáculos con humanos vivos y creativos, no con máquinas sin alma», concluyó Liliana Barba, enfatizando la necesidad de una regulación que proteja a los trabajadores del sector y garantice un uso ético de la IA en la creación artística.