Los ataques isquémicos transitorios (AIT), comúnmente conocidos como microictus, son episodios neurológicos que, aunque pueden parecer leves y transitorios, tienen el potencial de causar daños cognitivos significativos si no se tratan adecuadamente. Según investigaciones recientes, estos episodios pueden llevar a un deterioro cognitivo comparable al que se observa tras un ictus completo. En Estados Unidos, se estima que alrededor de 240,000 personas sufren un AIT cada año, y la incidencia aumenta con la edad. Sin embargo, muchos no buscan atención médica inmediata debido a la naturaleza efímera de los síntomas, lo que puede resultar en un alto riesgo de sufrir un ictus mayor en el futuro.
### Comprendiendo los Síntomas de un AIT
Los síntomas de un AIT pueden ser sutiles y a menudo desaparecen en cuestión de minutos, lo que lleva a muchas personas a subestimar su gravedad. Entre los síntomas más comunes se encuentran la pérdida de equilibrio, cambios en la visión, debilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar y confusión. La experiencia de Kristin Kramer, quien no reconoció los síntomas de su AIT y decidió ignorarlos, es un claro ejemplo de cómo la falta de conocimiento puede tener consecuencias graves. A pesar de que se sintió bien una hora después de experimentar los síntomas, el daño ya estaba hecho.
La rapidez con la que se actúa ante estos síntomas es crucial. Los expertos advierten que el riesgo de sufrir un ictus mayor es considerablemente alto en los días siguientes a un AIT, con un porcentaje que oscila entre el 5% y el 20% en los primeros 90 días. Por lo tanto, es fundamental que cualquier persona que experimente síntomas de AIT busque atención médica de inmediato. La evaluación en urgencias puede incluir pruebas de imagen y un análisis exhaustivo de los factores de riesgo, lo que puede ayudar a prevenir futuros episodios.
### Consecuencias a Largo Plazo de los AIT
Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Alabama en Birmingham ha revelado que las consecuencias cognitivas de un AIT pueden ser duraderas. A lo largo de cinco años, los participantes que habían sufrido un AIT mostraron un deterioro cognitivo similar al de aquellos que habían experimentado un ictus completo. Esto sugiere que, aunque los síntomas iniciales pueden resolverse rápidamente, el impacto en la salud cognitiva puede ser significativo y persistente.
El neuropsicólogo Victor Del Bene, autor principal del estudio, enfatiza que el deterioro cognitivo observado no es simplemente un efecto del envejecimiento o de otras condiciones de salud preexistentes, sino que está directamente relacionado con el AIT. Esto plantea la necesidad de una mayor conciencia sobre la gravedad de estos episodios y la importancia de actuar rápidamente.
Además, los expertos sugieren que el término “ataque isquémico transitorio” puede ser engañoso y tranquilizador, lo que podría llevar a las personas a minimizar la seriedad de la situación. Algunos investigadores abogan por un cambio en la terminología hacia algo que incluya la palabra “ictus”, para reflejar mejor la gravedad de la condición y fomentar una respuesta más rápida ante los síntomas.
La experiencia de personas como Karen Howze, quien no se dio cuenta de que había tenido varios AIT hasta que un médico lo diagnosticó, resalta la importancia de estar alerta ante cualquier síntoma inusual. La falta de reconocimiento de los síntomas puede llevar a un retraso en el tratamiento, lo que aumenta el riesgo de complicaciones a largo plazo.
La comunidad médica está tomando medidas para mejorar la educación sobre los AIT y su tratamiento. En 2023, la Asociación Estadounidense del Corazón actualizó sus recomendaciones para el manejo de los AIT, enfatizando la necesidad de exámenes más exhaustivos y tratamientos agresivos. Esto incluye pruebas de imagen, evaluación de riesgos y la prescripción de medicamentos anticoagulantes, así como asesoramiento sobre cambios en el estilo de vida que puedan reducir el riesgo de ictus.
La importancia de reconocer los síntomas de un AIT y actuar de inmediato no puede subestimarse. La educación y la conciencia son clave para prevenir futuros episodios y proteger la salud cognitiva a largo plazo. Las historias de personas que han experimentado AIT y han buscado atención médica a tiempo son un recordatorio de que, aunque los síntomas pueden ser breves, las consecuencias pueden ser duraderas y graves. La salud cerebral es un aspecto fundamental del bienestar general, y cada individuo debe estar preparado para actuar ante cualquier signo de advertencia.