El municipio de General Enrique Estrada, en Zacatecas, se convirtió en el escenario de un emotivo homenaje a Lucio Bañuelos Dorado, un hombre que perdió la vida tras un trágico accidente en un globo aerostático durante el Primer Festival del Globo, celebrado el 11 de mayo. Este evento, que debería haber sido una celebración familiar, se tornó en una tragedia cuando el fuego alcanzó la canastilla del globo en el que Lucio y su familia se encontraban. A pesar del peligro inminente, Lucio priorizó la seguridad de su esposa e hijos, logrando ponerlos a salvo con una cuerda improvisada. Sin embargo, las llamas alcanzaron la cuerda, provocando su caída desde varios metros de altura, lo que resultó en su fatal desenlace.
La comunidad de General Enrique Estrada se unió para despedir a Lucio, un hombre que había dedicado su vida no solo a su familia, sino también a su comunidad. En la funeraria municipal, amigos y familiares compartieron conmovedores testimonios sobre su carácter altruista y su disposición para ayudar a quienes lo rodeaban. Lucio era conocido por ser el técnico que reparaba electrodomésticos y aparatos electrónicos de sus vecinos, siempre con una sonrisa y dispuesto a encontrar soluciones a los problemas que otros consideraban insuperables. Su amor por el arte y la cultura también lo llevó a enseñar a tocar el clarinete a las bandas de guerra de la región, dejando un legado que perdurará en la memoria colectiva de su comunidad.
El afecto que Lucio generó en su entorno fue palpable durante su despedida. La ceremonia comenzó con una misa de cuerpo presente en la parroquia de San Isidro Labrador, donde amigos y familiares se reunieron para rendir homenaje a su vida. Posteriormente, en el jardín principal, la Banda Sinfónica de Enrique Estrada, junto con diversas bandas de guerra y grupos versátiles, ofrecieron un tributo musical que resonó en el corazón de todos los presentes. La música, que Lucio tanto apreciaba, se convirtió en un símbolo de la alegría que él trajo a la vida de quienes lo conocieron.
El traslado de su cuerpo al panteón municipal fue un momento cargado de emociones. Su esposa, hijos, familiares y amigos lo despidieron entre lágrimas y aplausos, rodeados de flores que simbolizaban el amor y el respeto que Lucio había cosechado a lo largo de su vida. La comunidad se unió en un acto de solidaridad, recordando no solo la tragedia de su partida, sino también la luz que Lucio había traído a sus vidas.
Lucio Bañuelos Dorado, a sus 40 años, se convirtió en un héroe no solo por su sacrificio en el momento del accidente, sino por la vida que llevó, llena de amor, dedicación y servicio a los demás. Su legado perdurará en la memoria de aquellos que lo conocieron y en la comunidad que él tanto amó. La tragedia de su muerte resuena como un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento con nuestros seres queridos. En un mundo donde a menudo se pasa por alto el heroísmo cotidiano, Lucio se destacó como un verdadero ejemplo de valentía y amor familiar, dejando una huella imborrable en el corazón de su comunidad.