La brecha salarial entre hombres y mujeres en México se ha convertido en un tema de creciente preocupación, especialmente en el contexto de la movilidad social. Según datos recientes del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), las mujeres ganan, en promedio, un 24% menos que los hombres, lo que limita sus oportunidades de progreso económico y social. Este fenómeno no solo afecta a las mujeres en el ámbito laboral, sino que también tiene repercusiones en la estructura familiar y en la economía del país en general.
**La Participación Laboral y el Trabajo No Remunerado**
El análisis de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) revela que la participación laboral de las mujeres es significativamente menor que la de los hombres. Mientras que el 90% de los hombres en edad laboral están empleados, solo el 57% de las mujeres participan en el mercado laboral. Esta disparidad se agrava aún más cuando se considera que, entre las personas que sí están empleadas, las mujeres trabajan menos horas que sus contrapartes masculinos: 37 horas a la semana frente a 44 horas.
Uno de los factores que contribuyen a esta situación es la carga desproporcionada de trabajo no remunerado que asumen las mujeres, especialmente en tareas de cuidado del hogar y de la familia. Según el Módulo de Cuidados de la Encuesta ESRU de movilidad social en México 2023, el 71% de las personas que se dedican principalmente al cuidado son mujeres. Esta realidad no solo limita su tiempo y energía para participar en el mercado laboral, sino que también perpetúa la desigualdad de género en el ámbito económico.
**Impacto en la Movilidad Social**
El informe del CEEY sobre movilidad social y cuidados destaca que las mujeres que asumen el rol de cuidadoras principales enfrentan mayores limitaciones en su capacidad para avanzar económicamente. De acuerdo con el estudio, el 55% de las cuidadoras principales permanece en el mismo grupo socioeconómico a lo largo de su vida, en comparación con el 47% de las personas que no asumen esta responsabilidad. Esto indica que el trabajo no remunerado no solo afecta el ingreso inmediato, sino que también tiene un impacto duradero en la trayectoria económica de las mujeres.
Para abordar esta problemática, es crucial implementar un Sistema Nacional de Cuidados que redistribuya las responsabilidades del hogar y permita a las mujeres acceder a mejores oportunidades laborales. La creación de políticas que reconozcan y valoren el trabajo de cuidado es esencial para cerrar la brecha salarial y fomentar la igualdad de género en el ámbito laboral.
Además, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) ha propuesto un aumento del 12% al salario mínimo para 2025, con el objetivo de alcanzar la línea de bienestar familiar. Sin embargo, este aumento debe ir acompañado de medidas que promuevan la inclusión de las mujeres en el mercado laboral y que faciliten su acceso a trabajos bien remunerados.
La desigualdad salarial y la falta de movilidad social son problemas complejos que requieren un enfoque integral. Es fundamental que tanto el gobierno como el sector privado trabajen juntos para crear un entorno que favorezca la equidad de género y que permita a las mujeres contribuir plenamente a la economía. Solo así se podrá avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa, donde las oportunidades no estén determinadas por el género.
En resumen, la brecha salarial y la carga del trabajo no remunerado son obstáculos significativos para la movilidad social de las mujeres en México. Reconocer y redistribuir las tareas de cuidado, así como implementar políticas que promuevan la igualdad salarial, son pasos esenciales para construir un futuro más equitativo. La transformación de la estructura laboral y social es un desafío que debe ser abordado con urgencia, para garantizar que todas las personas, independientemente de su género, tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.