La comunidad científica y educativa de México se encuentra de luto tras el fallecimiento de Julieta Norma Fierro Gossman, una de las figuras más emblemáticas en el ámbito de la astronomía y la divulgación científica en el país. A los 77 años, su partida deja un vacío difícil de llenar, pero su legado perdurará en las mentes y corazones de quienes se sintieron inspirados por su trabajo. Julieta Fierro no solo fue una destacada astrónoma y física, sino también una ferviente defensora de la educación y la curiosidad científica entre las nuevas generaciones.
Desde sus primeros años, Julieta mostró una fascinación innata por el mundo que la rodeaba. Nacida en una familia que valoraba la educación, su interés por las ciencias se manifestó desde pequeña. En una entrevista, recordó que las matemáticas eran la única materia en la que realmente sobresalía, lo que la llevó a explorar más a fondo su pasión por la ciencia. Sin embargo, su camino no estuvo exento de obstáculos. A pesar de que nunca enfrentó discriminación en su carrera, su padre intentó disuadirla de seguir sus estudios, sugiriendo que, como mujer, debería dedicarse a cuidar de los demás. Esta experiencia la motivó aún más a demostrar que las mujeres pueden y deben ocupar espacios en la ciencia.
Fierro se graduó de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde más tarde se convirtió en investigadora del Instituto de Astronomía. Su carrera académica fue impresionante, pero su verdadera pasión radicaba en la divulgación científica. A lo largo de su vida, escribió más de 40 libros y numerosos artículos, logrando acercar la ciencia a un público amplio y diverso. Su trabajo no solo se limitó a la escritura; también lideró importantes proyectos de divulgación, como su papel como directora general de Divulgación de la Ciencia en la UNAM y como directora del museo Universum. Gracias a su visión y esfuerzo, la ciencia se volvió accesible y emocionante para miles de personas.
### La infancia y formación de Julieta Fierro
La infancia de Julieta Fierro fue fundamental en la formación de su carácter y pasión por la ciencia. Desde muy joven, mostró un interés particular por los fenómenos naturales y la manera en que funcionaban. Su curiosidad la llevó a leer sobre diversos temas científicos y a visitar museos, donde podía explorar y aprender más sobre el universo. En sus propias palabras, «cuando era niña fui malísima en todas las materias, salvo en matemáticas», lo que refleja su dedicación y amor por esta disciplina.
A pesar de las presiones familiares y las expectativas sociales, Julieta se mantuvo firme en su deseo de estudiar y contribuir al campo de la ciencia. Su historia es un testimonio de la importancia de seguir los propios sueños y de la necesidad de fomentar un entorno en el que las mujeres puedan prosperar en áreas tradicionalmente dominadas por hombres. Su legado es un recordatorio de que la ciencia no tiene género y que todos, independientemente de su origen o género, pueden contribuir al avance del conocimiento.
La UNAM, donde Julieta pasó gran parte de su vida académica, ha expresado su profundo pesar por su fallecimiento. En un comunicado, la institución destacó su invaluable labor en la divulgación de la ciencia y su impacto en diversas generaciones de estudiantes y científicos. La comunidad académica la recuerda no solo como una colega brillante, sino también como una amiga entrañable que siempre estuvo dispuesta a compartir su conocimiento y pasión por la ciencia.
### Impacto y legado en la divulgación científica
Julieta Fierro fue pionera en la divulgación científica en México, un campo que ha cobrado cada vez más relevancia en la sociedad actual. Su enfoque innovador y su capacidad para comunicar conceptos complejos de manera sencilla y atractiva la convirtieron en una figura admirada y respetada. A través de sus libros, conferencias y programas de televisión, logró despertar el interés por la ciencia en miles de personas, desde niños hasta adultos.
Uno de sus mayores logros fue la creación de espacios donde la ciencia se pudiera discutir y explorar de manera abierta. Su trabajo en el museo Universum, por ejemplo, permitió que muchas personas, especialmente jóvenes, tuvieran acceso a la ciencia de una manera interactiva y divertida. Julieta entendía que la curiosidad es el motor del aprendizaje y que la ciencia debe ser accesible para todos, independientemente de su formación previa.
Además de su labor como divulgadora, Julieta Fierro también fue una defensora de la educación científica en el país. Su compromiso con la enseñanza y su deseo de inspirar a las nuevas generaciones la llevaron a participar en diversas iniciativas educativas, donde promovió la importancia de la ciencia en la vida cotidiana. Su legado no solo se mide en los libros que escribió, sino también en las vidas que tocó y en la pasión por la ciencia que logró encender en otros.
La muerte de Julieta Fierro es una gran pérdida para la comunidad científica, pero su legado perdurará en las mentes de aquellos que se sintieron inspirados por su trabajo. Su vida es un ejemplo de dedicación, pasión y compromiso con la ciencia y la educación, y su influencia seguirá resonando en las futuras generaciones de científicos y divulgadores en México y más allá.