La situación en Nepal ha alcanzado un punto crítico tras la muerte de Rajyalaxmi Chitrakar, esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal, quien falleció a causa de graves quemaduras sufridas cuando manifestantes incendiaron su vivienda en Katmandú. Este trágico evento ha desatado una ola de violencia en la capital, donde las protestas han cobrado la vida de al menos 25 personas desde su inicio. La jornada del martes fue particularmente violenta, con ataques sistemáticos contra líderes políticos y sus familias, lo que ha llevado a un clima de inestabilidad y miedo en el país.
La muerte de Chitrakar, confirmada por fuentes hospitalarias, se produjo en el Hospital de Quemados de Kirtipur, donde fue trasladada en estado crítico. La violencia no solo se limitó a su caso; tres manifestantes también perdieron la vida en el Hospital Civil, y se reportaron otras muertes en un tiroteo en Kalimati. La situación ha escalado rápidamente, con la policía y los hospitales luchando por contener el caos.
La violencia se ha extendido por toda Katmandú, donde la residencia del ex primer ministro K. P. Sharma Oli fue incendiada. Otros líderes políticos, como Sher Bahadur Deuba, también fueron atacados en sus hogares. La ministra de Exteriores, Arzu Rana Deuba, fue víctima de un asalto que fue grabado y se ha difundido ampliamente en las redes sociales, lo que ha generado aún más indignación entre la población.
Los manifestantes, que se identifican como parte de la “Generación Z”, han expresado su descontento con el gobierno y han exigido cambios significativos en la política del país. A pesar de la renuncia de K. P. Sharma Oli y varios de sus ministros, las protestas no han cesado, lo que indica un profundo descontento social que va más allá de la figura del primer ministro.
La violencia también ha afectado a edificios oficiales, incluyendo el Parlamento, la Oficina de la Presidencia y la sede del Tribunal Supremo. Los medios de comunicación no han sido inmunes a estos ataques, con el complejo de Kantipur, uno de los grupos de prensa más importantes de Nepal, siendo blanco de agresiones. Esta situación plantea serias preocupaciones sobre la libertad de prensa y la seguridad de los periodistas en el país.
En medio de esta crisis, el Ejército de Nepal ha hecho un llamado a la calma, instando a la población a evitar más pérdidas humanas y materiales. En un comunicado, se apeló a la necesidad de buscar una solución pacífica a través del diálogo político. El alcalde de Katmandú, Balendra Shah, también ha pedido moderación a los manifestantes, enfatizando la importancia de evitar un mayor derramamiento de sangre.
La escalada de violencia en Nepal refleja un descontento generalizado con el sistema político y la falta de respuestas efectivas a las demandas de la población. Las protestas han sido impulsadas por una combinación de factores, incluyendo la corrupción, la falta de oportunidades económicas y la percepción de un gobierno desconectado de las realidades de la vida cotidiana de los ciudadanos.
A medida que la situación se desarrolla, es crucial que tanto los líderes políticos como la población encuentren un camino hacia la reconciliación y el diálogo. La historia reciente de Nepal está marcada por períodos de inestabilidad y conflicto, y la comunidad internacional observa con preocupación cómo se desenvuelven los acontecimientos en el país. La violencia no solo afecta a los involucrados directamente, sino que tiene repercusiones en la estabilidad regional y en las relaciones internacionales de Nepal.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la situación en Nepal y ha instado a todas las partes a actuar con moderación y a priorizar el diálogo sobre la violencia. La atención se centra ahora en cómo el nuevo liderazgo, que podría surgir tras la renuncia de Oli, abordará las demandas de la población y trabajará para restaurar la paz y la estabilidad en el país. La historia de Nepal es un recordatorio de que el cambio político puede ser un proceso tumultuoso, pero la búsqueda de un futuro mejor es una aspiración compartida por todos los nepalíes.