La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha generado un intenso debate sobre la democracia y el papel de los actores políticos en el país. En un reciente discurso, Sheinbaum criticó a ex consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) y a líderes de partidos políticos, acusándolos de considerarse los dueños de la democracia, a pesar de su implicación en fraudes electorales. Esta declaración ha reavivado las discusiones sobre la legitimidad de las instituciones electorales y la necesidad de una reforma que refleje la voz del pueblo.
### La Crítica a los Actores Políticos
Durante su intervención, Sheinbaum se refirió específicamente a figuras como Luis Carlos Ugalde, quien ha sido presidente del INE y ha criticado a los gobiernos populistas desde plataformas académicas como Harvard. La mandataria cuestionó la credibilidad de Ugalde al hablar de democracia, recordando el contexto de las elecciones de 2006, donde se utilizó la frase “haiga sido como haiga sido” en relación con la controversia electoral de ese año. Para Sheinbaum, es fundamental que aquellos que han estado involucrados en situaciones de fraude electoral no se presenten como expertos en democracia.
La presidenta también dirigió sus críticas hacia Lorenzo Córdova, otro ex presidente del INE, sugiriendo que su visión de la democracia está desconectada de la realidad del pueblo mexicano. Según Sheinbaum, estos líderes políticos se ven a sí mismos como una élite que tiene el monopolio del conocimiento sobre la democracia, ignorando las voces y necesidades de la ciudadanía. En su opinión, la democracia debe ser un reflejo del interés del pueblo y no de los intereses de unos pocos.
### La Reforma Electoral y el Poder del Pueblo
Sheinbaum enfatizó que la reforma electoral debe ser un proceso inclusivo, donde se escuchen todas las voces, no solo las de los expertos y burócratas. La presidenta subrayó que el pueblo tiene el derecho inalienable de modificar la forma de su gobierno, tal como lo establece el artículo 39 de la Constitución mexicana. Este artículo sostiene que la soberanía reside esencialmente en el pueblo, lo que implica que cualquier cambio en el sistema político debe ser decidido por la ciudadanía.
La mandataria también hizo hincapié en que la reciente reforma al Poder Judicial es un reflejo de este principio. Afirmó que el pueblo ha decidido cambiar el rumbo del país después de 36 años de políticas neoliberales que favorecieron a unos pocos. Para Sheinbaum, es esencial que el nuevo sistema judicial demuestre un cambio real y profundo, que no se limite a criterios personales, sino que se base en el respeto a las leyes y a la justicia.
La crítica de Sheinbaum a la élite política y su llamado a una democracia más participativa resuena en un contexto donde muchos ciudadanos sienten que sus voces no son escuchadas. La presidenta sostiene que la democracia no puede ser un concepto reservado para un grupo selecto de expertos, sino que debe ser accesible y comprensible para todos los mexicanos.
En este sentido, la mandataria ha invitado a la ciudadanía a participar activamente en el debate sobre la reforma electoral, asegurando que no se trata solo de consultar a los líderes de partidos políticos, sino de abrir el diálogo a todos los sectores de la sociedad. Este enfoque busca empoderar a los ciudadanos y reafirmar su papel en la construcción de un sistema democrático más justo y representativo.
La postura de Sheinbaum también refleja un cambio en la narrativa política en México, donde la participación ciudadana y la transparencia se han convertido en temas centrales. La presidenta ha manifestado que es hora de que el pueblo tome las riendas de su destino y que las decisiones políticas se alineen con sus intereses y necesidades.
La discusión sobre la democracia y el papel de las instituciones electorales en México es más relevante que nunca. A medida que el país avanza hacia un futuro incierto, las palabras de Claudia Sheinbaum resuenan como un llamado a la acción para todos los ciudadanos, instándolos a involucrarse en el proceso democrático y a exigir un sistema que realmente los represente. En un momento en que la confianza en las instituciones está en juego, el desafío será asegurar que la voz del pueblo prevalezca sobre los intereses de una élite política que ha dominado el panorama durante demasiado tiempo.